embed src=http://flash-clocks.com/free- embed src=http://flash-clocks.com/free- La Taguara Exquisita: 2014

jueves, 14 de agosto de 2014

ROBIN WILLIAMS - LA ÉTICA DEL SUICIDIO




ROBIN WILLIAMS

La ética del suicidio

Octavio Acosta Martínez


La noticia
     Veo que se ha producido una conmoción generalizada por la muerte-suicidio del actor Robin Williams. Nada más abro cualquier medio de información y/o comunicación, y allí me encuentro algo de este hecho. Artículos, comentarios, videos, fotos, oraciones, poemas, los encuentro por todas partes, incluyendo facebook, el medio que uso con más frecuencia. Ante esta avalancha no puedo pasar por debajo de la mesa, como confieso que estaba tratando de hacer, y tendré -casi me veo obligado- que dar una opinión al respecto.


     Son dos los aspectos, de todos los tratados, que prevalecen en los escritos: el psicológico y el religioso. Pero hay uno que, por lo menos en lo que a mí me ha llegado, ha sido olvidado. Lo trataré más adelante.


La dimensión psicológica

     Con respeto a lo psicológico es poco lo que puedo decir. No soy especialista en depresiones y mucho menos en depresiones severas. De una manera intuitiva puedo entender que una depresión severa conduzca a la toma de una decisión, también severa, como es la de acabar con su vida. Algunos han acabado con otras vidas antes de atentar con la propia. He tenido cerca a personas afectadas por depresiones “severas”  que finalmente desembocaron en el suicidio. Algunas veces he conocido la causa, en otras me ha parecido completamente “injustificada”. Pero sé que he estado equivocado, siendo yo un militante incondicional del principio de causalidad.

     Hay también familias enteras afectadas por la depresión y por la inclinación al suicidio. En estos días he escrito por mi blog LA TAGUARA EXQUISITA (ver http://octavioacostamar.blogspot.com/2014/08/de-ravel-para-wittgenstein-concierto.html) sobre la familia Wittgenstein, en la cual hubo varios suicidios y otras inclinaciones a lo mismo que no concretaron. Algunos de los Wittgenstein se suicidaron, pero hubo uno que teniendo todo en contra y las condiciones dadas para la autodestrucción, incluyendo el "pedigrí" familiar, escogió la vida y la lucha. Ése es mi héroe.

    Hay tratamientos para la depresión y hay especialistas que los prescriben: psicólogos, psiquiatras, curas y curanderos. Los dos primeros –los más calificados- son muy costosos, pero en el caso de Robin Williams, no creo que él careciera de los recursos económicos para financiar esta ayuda. A menos que su depresión haya devenido precisamente por una debacle económica, pero no he leído nada al respecto. Dicen que tenía una adicción al alcohol, pero también hay asociaciones para ayudar en estos casos. Por supuesto, la depresión a ciertos niveles enajenan al individuo y lo conduce a tomar las decisiones más irracionales. Pero generalmente la depresión no llega intempestivamente a estos niveles, sino que obedece a un proceso que permite tomar previsiones y buscar soluciones, tanto al individuo afectado como a las personas que lo rodean y pueden ayudarlo. 


 La dimensión religiosa

     Con respecto al aspecto religioso tengo dos hipótesis, independientemente de las causas de la depresión:

  1. Robin Williams no le pidió a Dios que lo ayudara.
  2. Robin Williams le pidió ayuda a Dios, pero Dios no lo escuchó. O sencillamente, por esos extraños designios del Señor, que escapan al conocimiento y la comprensión humana, no le dio la gana de ayudarlo.



     Puedo reformular esta segunda hipótesis para simplificar y para evitar controversias innecesarias con los lectores:

.            2. Robin Williams le pidió ayuda a Dios y Dios                  no lo ayudó.

     Dado que esta última es una proposición compleja, acudo a la ayuda del atomismo lógico y concluyo en una sola proposición simple: Dios no lo ayudó. Independientemente de cuál de las dos hipótesis sea verdadera.

     Ahora, poniéndome en los zapatos de un creyente religioso, fundamentalmente cristiano, la pregunta, infinitas veces formulada, es: ¿Es pecado el suicidio?

     Por dondequiera que le he entrado a esta pregunta, la respuesta es afirmativa. En primer lugar, es una falta a uno de los Mandamientos de Dios. El sexto dice: No matarás. Este "no matarás" incluye a la propia persona, esto es, el suicidio.

     La falta a uno de los Mandamientos es una falta grave (esto, por supuesto, presupone la plena conciencia del que lo está cometiendo. Si la falta es deliberada y con conocimiento de la ley sagrada). Todos sabemos que mediante el arrepentimiento y la confesión, cualquier pecado es perdonado. El problema del suicida es que él mismo se quita la oportunidad del arrepentimiento y más aún la de la confesión. El suicida, pues, muere en pecado. ¿Para dónde va después de la muerte? Es asunto que se lo dejo a los especialistas creyentes.

     La iglesia católica ha sido consistente en la apreciación de la gravedad del suicidio y lo ha expresado claramente en sus políticas religiosas. Aclaro que soy un creyente retirado y pueden haber cambiado algunas prácticas de la iglesia para adaptarse a las circunstancias modernas. Pero recuerdo que hasta donde yo la seguí, los suicidas no tenían derecho a servicios religiosos en sus velatorios y entierros. Tampoco eran enterrados en el mismo cementerio de los católicos. Cuando era muy joven recuerdo que en mi Ciudad Bolívar natal yo miraba con tristeza por entre los barrotes del cementerio donde enterraban a los protestantes y a los suicidas, y me conmovía ante tanta soledad. Ellos eran los muertos más muertos de todos los muertos. Nadie los visitaba.

     La iglesia también se ha opuesto a la eutanasia aún en los casos más graves, donde la vida deja de ser algo digno de merecer tal nombre y más el tener que soportarla. En estos casos extremos la iglesia ha sido opuesta al suicidio y siempre consideró que el quitarse la vida era abrogarse el papel de Dios, el único a quien correspondía decidir sobre la vida y la muerte. El suicidio no es otra cosa que una usurpación de funciones divinas, un acto de arrogancia inconcebible e imperdonable.

     De lo que he encontrado en la Biblia, los casos de suicidio que allí aparecen fueron cometidos por hombres catalogados como "no de Dios", por lo tanto a nadie les importa. Sin embargo, tengo una duda con Judas, el caso más notorio. Judas, en realidad, sí fue un hombre de Dios, tanto que fue uno de los apóstoles  seguidores de Cristo. Tuvo un momento de debilidad y lo pagó bien caro. Pero Judas sí tuvo  también, tiempo de arrepentirse (del pecado previo cometido, no del suicidio en sí). Él "devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos", a quienes expresó su arrepentimiento. Mas la respuesta de éstos fue: "¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!" Judas entonces, "arrojó las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó". Los invito a leer el Evangelio según San Mateo. Hoy, después de dos mil años de este hecho, al creyente católico sigue sin importarle este suicidio al que más bien lo consideran merecido. No solamente eso, sino que hasta es motivo de una celebración. A Judas lo matamos cada año en el Domingo de Resurrección (la quema de Judas). Por lo menos en Venezuela constituye una de las tradiciones más conservadas.



     Por motivos de simplicidad no me referiré a otras religiones, donde el suicidio por una causa político-religiosa constituye un acto de heroicidad que se supone es premiada con creces en el más allá. El mundo islámico está colmado de ejemplos. En otras culturas, como la tradicional japonesa, el suicidio es una cuestión de honor ante la aceptación de ciertas faltas. Pero no creo que el suicidio de Robin Williams obedezca a ninguna causa de estas naturalezas.

     Tampoco me referiré al "autosuicidio".


La dimensión legal

    Desde el punto de vista legal muchas legislaciones en el mundo han coincidido con la valoración del "no matarás" que ha hecho la iglesia católica, y así, el suicidio es considerado un delito. Si el suicida tiene éxito en su acción,... bueno, será juzgado en el más allá. Pero si fracasa, es juzgado aquí por las leyes penales, acusado de algo así como homicidio frustrado. Que los abogados, por favor, aclaren esto. Sé que en Venezuela fue así, pero ahora con tantas reformulaciones que tiene el sistema legal a raíz de una fiebre bolivariana que se caracteriza por cambiarlo todo, no sé ahora.


La dimensión ética y moral

     En el caso de Robin Williams, éste es el aspecto que más me interesa, lo que no implica que es donde seré más abundante. Como ha sucedido en tantos otros casos, incluidos los de este propio artículo, éste es un tema super especializado sobre el que se puede escribir una tesis de grado y, efectivamente, se han escrito. Como no estoy especializado en ética y moral, ni pienso escribir una tesis relacionada, me voy a dejar simplemente llevar por mi intuición y mis sentimientos, lo que implica que mis opiniones tendrán un carácter eminentemente subjetivo. Me permitiré aclarar.

     De los muchos estudios que se han realizado sobre el suicidio, destacan los de dos grandes figuras que se dieron a la tarea de jurungar en la psiquis del hombre hasta que se cansaron: Freud y Lacan. Confieso que nunca me he sentido atraído por el psicoanálisis, por lo que es ínfimo el tiempo que he dedicado a leer, que no a estudiar, sobre esta disciplina. De ese poco, y en lo relativo al suicidio, he captado que estos dos pensadores han profundizado en las causas y la caracterización del suicidio, pero creo que han dejado un vacío en cuanto a sus consecuencias. Como esto mismo he encontrado en otros investigadores, he llegado a la conclusión temporal de que el suicidio, para los académicos, es un fenómeno que tiene causas, pero no consecuencias. El asunto es que en este momento no estoy buscando las causas de la presunta acción de Robin Williams, sino de las consecuencias que de ella se derivan. Por ésta la razón, es todo lo que diré sobre sobre Freud y Lacan. Sin embargo, recomiendo no dejarlos de lado si usted está realmente interesado en una etiología del suicidio.


     Se me olvidó decir arriba -hago un paréntesis- que Robin Williams pudo también haber acudido a esta especialidad como un recurso. Quizás haberle pedido algún consejo a Woody Allen, un enrollado profesional, eterno paciente de psicoanalistas. Pero Woody Allen ha sido un paciente muy inteligente que no sólo no se ha suicidado, sino que ha canalizado sus rollos a través de sus películas, hasta incluso lograr que muchos salgan enrollados de la sala de cine después de verlas. Alguna gente detesta a Woody Allen por esto, pero él particularmente ha encontrado una vía de escape que le ha funcionado.


     Terminó el paréntesis. Yo me voy a dirigir a terrenos más simples y comprensibles. Una pregunta que ha sido formulada para dirimir ciertos dilemas éticos-morales es si el hombre se pertenece a sí mismo, o si por el contrario pertenece a algo o alguien. La respuesta es sumamente importante, pues de ella dependerá la calificación-clasificación que usted haga de sus acciones. Si la respuesta es positiva (el hombre se pertenece a sí mismo), entonces él puede hacer lo que le dé la gana con su humanidad, incluso suicidarse. Pero si la respuesta va en el otro sentido (el hombre pertenece a algo o alguien), sus acciones tienen que estar supeditadas al compromiso que él tenga con aquello que lo pertenezca, no con lo que le pertenezca. Aquí surge un concepto de responsabilidad.


         Aclaro términos: "Algo o alguien", puede ser la sociedad, la familia, una persona, una causa, Dios, o cualquier otra cosa. Hemos visto el caso religioso. Aquí el hombre no se pertenece a sí mismo, él pertenece a Dios. Por lo tanto, él no puede decidir sobre su vida en el caso de si se la quita o no. Eso está en poder de Dios. Pero como también existen los no creyentes, entonces vamos a otros estamentos sociales.


     Un hombre, por ejemplo, tiene familia... 


     ...Debo aclarar, una vez más, que cuando digo hombre, lo estoy haciendo en un sentido antropológico y por lo tanto me estoy refiriendo también a la mujer. Yo sé que es una ladilla tener que aclarar esto constantemente, pero lamentablemente la estupidez bolivariana ha complicado las cosas más simples y se han metido también en el lenguaje, cosa en la que ellos no son especialmente dotados.


     ... Decía que tiene familia; en ella hijos, esposa, hermanos,... y sigue la línea genealógica. Tiene también amigos, compañeros de trabajo, seguidores y admiradores a distancia, como es el caso de los artistas de cine, los intelectuales, los deportistas, los artistas plásticos, los músicos.


      Cuando un hombre ha rebasado los límites de lo estrictamente personal, ya él no se pertenece a sí mismo, él pertenece a algo a lo que voluntaria o involuntariamente creó. En una situación semejante, él no es libre de hacer nada con su vida sin antes pasearse por las consecuencias que tendrán sus decisiones en la entidad a la que él pertenezca. Entre estas decisiones está la de quitarse la vida.


     Calma amigos, ya estoy llegando al llegadero y ustedes estarán sospechando sobre mis posibles conclusiones. Para aligerar las cosas, y como un adelanto, aquí va la primera de ellas: el suicidio fue un acto de irresponsabilidad de Robin Williams. Claro está, si doy fe a las informaciones de las agencias noticiosas (que fue un suicidio).


     Obviando el caso de Dios ya tratado, alguien que pertenece a alguien o algo y se suicida, produce un trauma a los miembros de su congregación. Los más cercanos, además del dolor de la muerte, se sentirán culpables por esa acción. "¿Qué habré yo hecho o no hecho para que decidiera quitarse la vida?". Otra pregunta: "¿Es que yo (nosotros) fuimos tan insignificantes para él (ella) que ni siquiera valió la pena estar vivo?" Otra: "¿Tan insignificantes fuimos para él (ella) que no le importó el dolor que nos proporcionó?" ... Les dejo como ejercicio ¡siemmmpre los ejercicios! la elaboración de nuevas preguntas.


     ¿Tenía familia Robin Williams? ¿Cómo creen ustedes que se sentirá ésta? Pero yo voy a algo más: Robin Williams era un personaje público, y en los personajes públicos todo lo que ellos hagan repercute, quiéranlo o no, en un conglomerado que lo circunda. Repercusión que a la vez tiene gradaciones dependiendo del tipo de relación que el personaje haya tenido con dicho conglomerado.



     Robin Williams se especializó en transmitir una imagen de hombre bueno, transmisor de los más altos valores en lo que uno puede denominar sentido humano. El maestro transmisor de valores, el padre transmisor de valores, el ejecutivo transmisor de valores, el hombre transmisor de optimismo, el amor a la vida y, simplemente ... el amor. El que se enfrentó a convencionalismos arcaicos e inculcó una rebeldía humanística por la libertad, la alegría, la autorealización. Hasta cuando hizo de robot se trató de un robot bueno y con sentimientos humanos. Mucha gente amó a Robin Williams por esto. A mí particularmente me parecía una bonhomía profesional bien aprovechada por los ejecutivos de Hollywood. Al principio me la creí, pero después la rechacé. Soy rebelde a todo tipo de manipulación si alcanzo a percatarme de ella. Pero lo importante con este actor no es lo que me pudo pasar a mí, sino lo que le pasó a una gran audiencia. Se podría sintetizar la imagen que vendió Robin Williams en una sola frase: amor a la vida.

     De pronto, Robin Williams se suicida... ¿Entonces?... ¿Todo lo que transmitió era mentira? Sí, era mentira, y aquí es donde aterrizamos a la dimensión ética: "Usted promocionó unos valores y difundió un mensaje en los que no creía". Y luego, a la dimensión moral: Es la transgresión de los principios éticos llevados al campo de los hechos. El suicidio de Robin Williams es un problema de la transgresión a la ética y a la moral, y ya habíamos dicho que era una irresponsabilidad. 


     Pudiera ocurrir que en este momento yo sea víctima de un engaño, o simplemente de una equivocación cuando estoy escribiendo sobre la base del suicidio de una persona. ¿Qué ocurriría si dentro de una semana las investigaciones arrojaran un resultado diferente? Lo de la investigación pudiera tratarse de un tecnicismo, toda vez que parece haber un consenso en cuanto al tipo de muerte. Pero de darse un resultado diferente, lo que en cierta forma me aliviaría por el bien de su audiencia, me retractaré con respecto a la evaluación que he presentado sobre el actor y sólo mantendría los principios éticos expuestos.


     El actor no podrá responder a ningún señalamiento que se haga sobre su muerte, sea cual fuere el sentido de ésta. Pero  al tratarse de un personaje público son inevitables las especulaciones que pública y privadamente también se puedan hacer sobre algo tan lamentable. Así, habrá gente que pueda refutarme y tendrá todo el derecho de hacerlo, y yo deberé aceptarlo. Ése también es un principio ético.


    




sábado, 2 de agosto de 2014

DE RAVEL PARA WITTGENSTEIN - CONCIERTO PARA LA MANO IZQUIERDA



DE RAVEL PARA WITTGENSTEIN


Concierto para la mano izquierda
(Para piano y orquesta)


Octavio Acosta Martínez
octaviocultura@hotmail.com
Twitter: @snittker


          He escrito recientemente sobre Wittgenstein, cuando por fin encontré una clave que me permitió comenzar a entenderlo. No fue un motivo pequeño para alegrarme, pues llevaba varios años estudiándolo sin haber podido comprender siquiera la primera página de su Tractatus logico-philosophicus. 


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          Estoy hablando, por supuesto, de Ludwig Wittgenstein, quien cambió el curso de la filosofía en la primera mitad del siglo XX.

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Paul Wittgenstein
          Pero no es de ese Wittgenstein  del que quiero hablar hoy, sino de Paul Wittgenstein, que no es filósofo ni cambió el curso de nada, pero era un pianista avanzado que pudo haber tenido una carrera deslumbrante como tal, si no es por un lamentable hecho que frustró parcialmente sus aspiraciones.



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          ¿Y para qué hacer entonces referencia al primero? ¿Es que hay alguna relación entre éste que se llamó Paul y aquel que se llamó Ludwig? Podemos averiguarlo.

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          Los dos eran vieneses y pertenecían a una familia de origen judío que promovía el estudio de las artes, y de la música principalmente.Tanto Paul como Ludwig fueron sin embargo bautizados bajo la fe católica de una madre judía de raza, pero de tradición católica. El padre, también de ambos, de ascendencia judía y fe protestante, aseguró una fortuna lo suficientemente grande para garantizar un futuro cómodo a toda su familia (cinco hijos varones y tres hembras), y también para mantener una política personal de mecenazgo artístico que le valió el reconocimientos de la sociedad de su época.

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          ¿De qué época estamos hablando? Podemos situarla entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

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          El Padre de Ludwig se llamaba Karl Wittgenstein, y el de Paul también.
          La madre de Lugwig se llamaba Leopoldine Kalmuz, y la de Paul también.
          Ludwig y Paul eran hermanos.

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          Cuando estalló la primera guerra mundial en 1914, ambos, Paul y Ludwig, se alistaron en el ejército. Ludwig se llevó al frente, en su mochila, un cúmulo de papeles para escribir cuando alguna tregua momentánea se lo permitiera, pero Paul no se pudo llevar su piano de cola a las trincheras para practicar en esos mismos momentos de tregua.

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          La suerte de los hermanos no pudo ser más dispareja: Paul perdió su brazo derecho en un enfrentamiento, mientras que Ludwig escribió los apuntes que dieron origen al Tractatus. 

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          Del Tractatus he dicho unas pocas palabras en ese blog que nadie puede dejar de leer, La Braga Azul, y tendré que volver a él cuando lo haya estudiado y entendido por completo (La Braga Azul: EL MUNDIAL DE FÚTBOL Y WITTGENSTEIN).

          Ahora, de Paul y su piano, ¿qué puedo decirles? ¿Se imaginan lo que significa para un pianista perder uno de sus brazos?

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          Para una familia tan fatal, a pesar de sus recursos y de su posición social, como era la familia Wittgenstein, uno podría imaginar la debacle total para Paul. De los cinco hermanos varones tres se habían suicidado, y Ludwig confesó que durante toda su vida él también pensó en el suicidio, y estuvo a punto de realizarlo cuando murió su íntimo amigo David Pinsent, con el que mantuvo una relación incierta. Ludwig y dos de sus hermanos suicidas eran homosexuales y las angustias derivadas de esta situación parece haber sido el catalizador para el trágico desenlace que tuvieron sus vidas. Ludwig dedicó su Tractatus a la memoria de David H. Pilsen.

Familia Wittgenstein

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Paul Wittgenstein después de la amputación de su brazo derecho
          Sin embargo, para Paul, la reacción ante la pérdida de su brazo estuvo muy distante de lo que uno se podría imaginar. Su vocación y determinación por el cultivo de la interpretación pianística no sólo no disminuyó, sino que la retomó, ahora como un reto bajo el nuevo esquema que su carencia física representaba.
          
          Comenzó por realizar sus propios arreglos para ser interpretados con la mano izquierda, de obras de Beethoven, Brahms, Grieg, Chopin, Haydn, Mendelsohn, Mayerbeer, Mozart, Puccini, Schubert, Schumann, Wagner, y otros compositores menos conocidos.

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          También obró en su favor la relación con insignes representantes del mundo musical que tuvo la familia en el fomento de esta actividad. Los músicos compositores que frecuentaban el Salón del Palais Wittgenstein contaban con figuras como Brahms, Mahler, Richard Strauss, Schönberg, Pablo Casals, Stockhausen, entre otros. Algunos de ellos fueron profesores de música de los hijos del viejo Wittgenstein. Los Wittgenstein contaban con doce pianos de cola en su casa. 



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Paul Wittgenstein
      Ante la incapacidad de postguerra de Paul, varios músicos famosos le compusieron obras para ser ejecutadas en el piano sólo con la mano izquierda. Músicos como Richard Strauss, Prokofiev, Benjamin Britten, Paul Hindemith y Ravel compusieron obras especialmente para Paul Wittgenstein. Algunas de estas obras no tuvieron la trascendencia que lógicamente uno podría esperar de tales autores, pero hubo una que sí trascendió: el Concierto en Re mayor para la mano izquierda, para piano y orquesta, del compositor francés Maurice Ravel.
Maurice Ravel
La premiere de este concierto fue con el propio Paul como intérprete, el 29 de noviembre de 1931 en Viena, bajo la dirección de su autor: Ravel.  ¡Qué espectáculo! ¿Porqué no habré estado yo ahí?




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          ¿Porqué trascendió la obra de Ravel? Dentro de la música académica Ravel se distinguió por ser un orquestador extraordinario. Bastan dos ejemplos para despejar cualquier duda: su famoso Bolero, y la recreación orquestal que hizo de la obra original para piano, Cuadros de un exposición, del compositor ruso Modest Mussorgsky.
          Ravel se valió de este profundo manejo de la orquesta que lo caracterizó, para "disfrazar" la limitación de expresarse en el piano con una sola mano y hacer que éste "sonara" como si se interpretara con las dos manos completas. Una proeza musical. Esto puede ser explicado mejor, más técnicamente, pero traducido a términos simples, eso fue exactamente lo que hizo Ravel. El Concierto para la mano izquierda no fue un compromiso para paliar la frustración de un pianista manco, sino que resultó ser una de las obras más importantes del compositor y de toda la literatura musical.

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          La obra es de un solo trazo, digamos un solo movimiento, pero con sus tres secciones lento - andante - allegro bien definidas. Toda la profundidad de la técnica raveliana está allí presente, incluyendo la incursión por los traviesos caminos del jazz, expresados también en su otro concierto "completo" para piano en Sol mayor.

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          De las primeras interpretaciones que hiciera Wittgenstein de este concierto existen audios, pero con las deficiencias propias de una técnica de grabación incipiente. También existen algunos videos parciales de interpretaciones suyas. Me gustaría compartir un "pedacito" de un video, parte de un documental, notable por su valor histórico, donde podremos ver a nuestro pianista, precisamente durante la ejecución de "su" concierto.




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          Para finalizar, necesita usted disponer de 20 minutos, que verá si los toma ahora o los guarda como un comodín para después. Pero es importante que escuche aunque sea una vez en la vida la versión completa del concierto, grabado con las técnicas modernas que hoy nos son tan cotidianas. 

          He seleccionado a un laureado pianista francés, de lo más destacado de las últimas generaciones: Jean Efflam Bavouzet. La Philharmonia Orchestra que lo acompaña estará dirigido por el también destacado compositor y director finladés Essa-Peka Salonen. En mi concepto -quizás esto sea muy subjetivo- el pianista tuvo sólo un pequeñísimo momento de "debilidad" que él mismo debe haber detectado, porque corrigió al instante y no lo volvió a tener. Como siempre es bueno que quede algo planteado para pensar, dejaré que ustedes mismos lo perciban. Pero ¡cuidado! No se pongan ahora tensos tratando de descubrir el fulano detalle. Sólo déjense llevar y disfruten la interpretación que resultó ser extraordinaria, por eso la seleccioné. 






      

         

viernes, 28 de marzo de 2014

Asamblea Nacional Constituyente
(Parte IV)

Análisis de alternativas

Octavio Acosta Martínez


        

Consideración general sobre las crisis

         Una cosa es la crisis económica y otra es la crisis política. Es cierto que todo está interrelacionado y que en este caso, la crisis económica no se puede separar, en términos causales, de su fuente originaria: la transformación forzada de un modelo político a otro.
         Existe otra crisis que entra en juego en la contienda y es causa de angustia para los venezolanos: la crisis por la inseguridad. Ésta, por sus características especiales, y atendiendo a razones metodológicas, no será tratada en este análisis.


Crisis económica

         La crisis económica se deriva de las razones:
1.     La ineptitud, o falta de idoneidad técnica, de quienes han diseñado e implementado la economía del modelo. Aun dentro de un supuesto modelo socialista, como el que se pretende implantar, la economía pudo haber tomado mejores derroteros, dada la cantidad de recursos con los que ha contado el país. Por motivos de simplificación, dejo sentado que la contribución del vector corrupción en la generación de esta crisis la ubico en esta ineptitud. El país ha contado con los recursos legales y estructuras de control suficientes para evitar y/o castigar la corrupción. Para ser un poco más específico, dividiré este componente de la crisis en tres subcomponentes:
·       Ineptitud, propiamente dicha
·       Corrupción
·   Incapacidad para administrar la estructura  legal anticorrupción.
2.   La imposición misma del modelo. las nacionalizaciones, expropiaciones, manejo y control de las divisas, complicado sistema legal-administrativo para la gestión empresarial privada, el lenguaje siempre amenazador de los voceros gubernamentales, comenzando por el propio Presidente, ha creado un clima de inseguridad para la inversión privada y el mantenimiento de la actividad económica, lo que ha conducido a la caótica situación actual.

         Con respecto al modelo, es poco lo que se puede hacer de inmediato, si se piensa en términos de recuperación económica. La crisis económica adquirió vida propia y ahora avanza con mayor velocidad que la implantación misma del modelo. Si por alguna causa sobrenatural se lograra en este mismo instante el regreso a un modelo democrático y eficiente, la crisis económica continuaría durante un tiempo debido a la inercia adquirida. Por esta razón, se hace necesario tomar medidas inmediatas, urgentes, dentro del propio modelo político que la generó.
         No tengo como objetivo tampoco, hacer un análisis de alternativas con respecto a esta variable económica, prefiero dejárselo a los especialistas. Sólo como una contribución para información y estudio del lector, les pondré al final las alternativas u opciones que a juicio del presentador-analista Andrés Oppenheimer, tendría que tomar en este orden el bigotúo de Miraflores para recuperar la gobernabilidad y mantenerse hasta el 2019. Oppeheimer, al contrario de lo que pienso hacer en este trabajo, no toca el aspecto político. La razón, aunque no la dice, es que él no se plantea como solución, algo tan radical como un cambio de gobierno antes de finalizar el período presidencial estipulado, mucho menos de modelo político, aunque algunas de sus opciones alterarían el actual proyecto. Las opciones que plantea están pensadas para ser instrumentadas por ESTE gobierno. Una aclaratoria importante: el que anexe estas propuestas de Oppenheimer no significa que me esté solidarizando con ellas.


Consideraciones en lo político

         Es en lo político donde quiero centrar mi análisis. De lo que he escrito en las partes anteriormente publicadas, se deriva una conclusión fundamental y definitiva:Este gobierno no entregará el poder por vías democráticas.
       No hay posibilidad alguna de que la oposición gane unas elecciones presidenciales y los revolucionarios chavistas-bolivarianos hagan entrega de la banda presidencial. Por lo tanto, mi propuesta es la misma que hiciera Oscar Yánez (ver video al final) hace 11 años: Hay que sacar al chavismo del gobierno
       Oscar Yánez dijo “Chávez”, quien era el Presidente en ese momento. Yo debería decir “Maduro” en el presente, pero no lo haré. Digo “chavismo” porque tampoco aceptaría a Diosdado o algún otro gorila con el que se pretendiera sustituir a Maduro para salvar al chavismo y su revolución (eso está planteado) en un momento de peligro.
         Ahora el trabajo podría terminar aquí, en cuatro páginas de esta parte  llegué a lo que quería llegar. Generalmente así proceden los políticos y los analistas políticos; nos dicen el qué, pero no nos dicen el cómo. También omiten el cuándo en muchos casos. Luego uno se queda con los brazos cruzados mirando hacia el cielo, desconcertado, sin saber qué hacer.
         Decir “hay que sacar al chavismo del poder”, y se entiende que es de inmediato, ya es algo, un adelanto importante en lo que se debe hacer. Eso significa que no se puede esperar hasta las próximas elecciones. Muchos no se lo plantean como posibilidad real, y no lo será si no sabemos cómo los vamos a sacar. Ése es el problema a resolver.



Los caminos de la oposición

         En la oposición se ha planteado una cierta polémica entre dos concepciones que aparentemente señalan dos caminos diferentes para llegar al gobierno: una vía institucional, legal y “pacífica”, siguiendo disciplinadamente las señalizaciones de la carretera; y “el atajo”, como los partidarios de la primera llaman a la segunda.
         La primera está liderada por Henrique Capriles Radonsky. Éste plantea una política de acumulación de poder mediante la captación de los sectores más populares de la población, donde radica la fortaleza del oficialismo. Una vez con este poder, llamar a una Constituyente, o simplemente esperar los procesos electorales estatuidos de rigor. Es de señalar que Capriles Radonsky no explica, hasta donde yo tenga información, cómo se logrará esta penetración en los sectores populares, ni uno sabe tampoco qué está exactamente haciendo él para lograrlo.  
         La segunda concepción está liderada por Leopoldo López y María Corina Machado, quienes preocupados por la pasividad con que la oposición presenciaba los continuos cambios que adelantaba el gobierno en el proceso de implantación de su modelo, optó por llamar a la gente a la calle, enarbolando la consigna denominada La Salida, en la cual se le solicitaba  la renuncia al Presidente (Maduro, vete ya”). Capriles consideró esto como una política aventurera y subversiva, acusó a sus impulsores de abrigar apetencias de liderazgos en la oposición y descalificó al movimiento generado llamándolo “el atajo”. Esta historia es conocida por todos y no abundaré en ella.
         ¿Será  posible encontrar un punto de convergencia entre estas dos concepciones y diseñar una política única para toda la oposición? Vamos a ver, a lo mejor resulta más difícil que lo que están tratando los físicos en su propósito de elaborar una Teoría del Todo, en la cual converjan la física cuántica y la teoría de la relatividad. Al fin y al cabo el microcosmos y el macrocosmos no tienen psicología y obedecen a leyes precisas. A menos que esté por allí metida la psicología de Dios. Pero en este caso se trataría de una psicología y una inteligencia única, lo que facilita el “entendimiento”.  Pero el hombre es más complicado, porque al tener cada uno su propia psicología y poseer distintos niveles de inteligencia, los acuerdos se dan, cuando se dan, con mayor dificultad, siendo ésta una de las causas de tantas desavenencias (para ponerlas así, suavecitas) que se producen en el mundo. Lo que haré ahora, con mi psicología y con mi inteligencia, es  un análisis, o quizás menos pomposamente, una revisión de todas las alternativas que se plantean dentro de estas dos concepciones señaladas, y tratar de llegar a una teoría del todo que nos guie hasta lo que toda la oposición quiere de inmediato (allí sí es verdad que estamos claritos). De no lograrla, me comprometo a señalar uno de los caminos, el que más me guste, el que me parezca más conveniente, para lograr el deseado objetivo.


El camino ortodoxo, legal, institucional

         Por aquí sólo hay tres opciones:
1.     Realización de referéndum revocatorio
Habría que esperar hasta 2016, cuando correspondería. No hay garantía de éxito con esta opción. Las razones han sido profusamente expuestas en las partes anteriores; son éstas las que han conducido a mi “conclusión fundamental y definitiva”.

2.   Elecciones presidencial de 2019
Casi las mismas consideraciones de la anterior, con el  agravante de que el lapso es mayor. En éste será mucho lo que habrá avanzado el modelo socialista, haciendo más difícil aún su erradicación y vuelta a la democracia. Sin embargo, de llegar hasta ese momento, la oposición deberá participar, esperando que para entonces ya se haya ganado el anhelado apoyo popular. El resultado del CNE será el que sabemos, pero pudiera ser que la acumulación de fuerzas para ese momento produjera una reacción popular que inclinara la balanza en otro sentido. Sin embargo, éstas son hipótesis que sólo podrían ser verificadas en 2019. Yo no colocaría mis fichas en esta opción.

3.   Convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente
Esta opción, teóricamente hablando, parecería la más lógica y es, por tanto, la que más me gusta, pero encierra una serie de problemas muy importantes para su instrumentación,… y requiere respuesta a una pregunta clave: ¿cuándo? Dada su importancia la estudiaré en un punto aparte, a continuación.



Asamblea Nacional Constituyente

         En primer lugar, en algún momento, dentro de nuestra problemática actual, habrá que convocar una Asamblea Nacional Constituyente. Suponga usted que llegara la oposición al gobierno, ¿con qué se va a encontrar? Con una red legal, comenzando por la Constitución Bolivariana de Venezuela,  leyes orgánicas, leyes especiales, decretos-leyes, una estructura administrativa, etc., aprobadas por el chavismo, y un conjunto de compromisos y acuerdos internacionales, legales también, que habría que respetar, so pena de montar un gobierno violador de leyes. En otras palabras, con buena parte del modelo montado. Necesariamente hay que cambiar todo esto. Por tanto, el problema no es sólo cambiar el gobierno (las personas), sino toda la estructura política con la que se ha refundado la República. Esto sólo se puede hacer mediante una Constituyente
         Ante esta alternativa, casi nos tendríamos que poner en la misma situación en que estaba el chavismo antes de 1999, con las mismas consignas incluso. Tendremos que refundar la República, esto es, pasar a la Sexta República, y rescatar los principios federativos, las autonomías y todos los valores de un sistema democrático.
         ¿Cuándo convocar esta ANC? Gran pregunta. Sólo hay dos opciones: antes de llegar al gobierno, o una vez en el gobierno. Si se intenta antes de llegar al gobierno, de los mecanismos establecidos en el Artículo 348 de la Constitución, sólo podemos acudir a la iniciativa del “quince por ciento de los electores inscritos o electoras inscritas en el registro electoral”. Artículo por cierto “bien mal” redactado, porque se podría interpretar que existen dos poblaciones: la de electores inscritos y la de electoras inscritas. De cualquiera de las dos que uno consiguiera el 15% bastaría para hacer la convocatoria. Pero sabemos que no es así, se trata del 15% de todo el registro. Eso equivale a aproximadamente 3 millones de electores. Es decir, 3 millones de electores de oposición, puesto que el oficialismo no estaría interesado en tal convocatoria. Dejo a usted, lector, que evalúe la dificultad que tendría conseguir esa cifra, ¿le parecería fácil?
         Por otra parte, hay que considerar que todo este proceso tendría que ser canalizado por el CNE. Nosotros tenemos la experiencia previa del referendo revocatorio. Dos veces hubo que recoger firmas y pasar por innumerables dificultades. Hubo reparaciones y raspados. Yo salí raspado desde el primer momento y nunca supe por qué. Los que fueron a reparación fue debido a que sus peticiones estaban registradas en planillas planas ¿Recuerdan toda la historia de las planillas planas? No pude ser convocante del referéndum, pero mi firma inválida si sirvió en cambio para alimentar la lista de Tascón. ¿No es esto realmente macabro? ¿Lo digo nuevamente?: Mi firma no sirvió para convocar, pero sí para colocarme en una lista, cuyas consecuencias arrastré largamente. De estos chavistas se puede esperar cualquier cosa. ¿Qué podría suceder en una convocatoria a una Constituyente? Les recomiendo que vayan haciendo una lista de dificultades y otra de aspectos favorables.
         Una convocatoria a la Constituyente sólo se debería hacer en caso de tener la seguridad absoluta de que se va a ganar. De perderla lo que haríamos sería reafirmar la revolución, la cual tomaría nuevas fuerzas para radicalizar el modelo.

         Si la convocatoria se hace al llegar al gobierno, entonces la puede hacer el Presidente de la República en Consejo de Ministros. Sería muy fácil, pero deberíamos contar con mayoría en la Asamblea Nacional, para antes renovar el CNE y demás poderes. Es necesario entender que tarde o temprano, antes o después de acceder al gobierno, habrá que realizar esta convocatoria.
         Pero en términos políticos-prácticos, no veo su factibilidad estando nosotros en la oposición, a menos que crezcamos considerablemente y se produzca un amplio movimiento que la promueva. Ésta podría ser una línea política, pero no estoy seguro del orden: crecer y convocar, o convocar para crecer. Esto último podría ser posible y debería colocarse como tema de estudio. La preparatoria para la convocatoria mantendría a la oposición activa y la pondría en contacto con una amplia población que incidiría en un aumento de respaldo. En el caso desfavorable de no llegar a la convocatoria, el trabajo que se hubiera logrado sería un capital abonado que se podría invertir en otras alternativas, fueran cuales fueran.


Renuncia del Presidente

         Ésta es una posibilidad dentro de la vía institucional, pero no está en nuestras manos. En el supuesto caso que generáramos un movimiento tan grande que forzara una renuncia del Presidente, éste no sería suplantado por un candidato de oposición. El gobierno seguiría con la revolución-bolivariana y se mantendría el modelo. He manifestado muchas veces que mi prioridad fundamental es el modelo político. Como grito de desahogo en las movilizaciones de calle está bien esta consigna. No la combato, ella equivale a “Nicolás, no te queremos”, lo cual es verdad. Pero yo no basaría mi estrategia política en esta apuesta.


Conclusión parcial de este punto

         A pesar de estar inscrito dentro de la vía institucional, no consideraré en esta parte la aplicación del Artículo 350 de la Constitución. En la práctica esto formaría parte del “atajo”.
         De las opciones institucionales, la que más me simpatiza es la convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente. Si vamos a pasar por casi las mismas dificultades que las que implicaría una convocatoria a un referendo revocatorio, prefiero jugarme la suerte en esa opción que es más radical, puesto que produce cambios más profundos. Además, es más incómoda para el chavismo, por cuanto lo que estaría en juego no es un personaje, sino el propio  proyecto político.


Vías radicales aceleradoras de la solución

         Hay algunas que descarto de antemano, el golpe de Estado, por ejemplo. Pero no por razones éticas ni morales, sino por su eficacia. En la vida de los países hay una máxima que es perfectamente aplicable: Por muy mal que estén las cosas, siempre pueden ponerse peor. Un golpe de Estado sería de efectos impredecibles. Deberíamos revisar ejemplos de otros países, y de Venezuela mismo. El caso de Chile y Pinochet es un monumento a esta máxima.

         También descarto la carta de una intervención extranjera. Alguna gente sueña con la posibilidad de una intervención norteamericana. Con ella se podría igualmente aplicar la máxima de arriba. Pero además de eso, aquí sí imperan razones de ética de país, de ética ciudadana, de valores fundados en la soberanía, del concepto de Patria, que no de patriotismo, o patrioterismo, que es lo que caracteriza más al gobierno. Considero que no vale la pena abundar más para descartar esta opción.

         La guerra civil. Hay que evitarla hasta donde sea posible. Además de todos los valores morales que puedan esgrimirse allí, está también la de su propia eficacia. Se pudiera destruir el país sin haber logrado nada. Por otra parte, es imposible hacer predicciones sobre su duración. Ejemplos en el mundo sobran. Sin embargo, es necesario aclarar que muchas veces la guerra civil llega sin que se le esté buscando y sin desearla.
         La lucha contra el gobierno es otra cosa. El enfrentamiento a sus políticas, el enfrentamiento al modelo, el enfrentamiento a su represión injustificada y desmedida; y algo que para mí es muy importante, el enfrentamiento a la estupidez, es algo que vale la pena considerar y evaluar. Ahora, ¿de qué naturaleza sería este enfrentamiento? Tenemos una opción constitucional, pero eso es en la teoría; en la práctica no será vista así por el oficialismo. Por eso la he incluido en este punto. Aquí  va:


Artículo 350 de la Constitución

         Dice así:
         “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”.

         Si usted me lo pregunta yo diré que estamos en la situación exacta para la aplicación de este Artículo. Así que éste sería el camino inmediato a tomar. La paradoja es que a pesar de ser constitucional, es subversivo, y así será como el gobierno nos va a responder.
         Este Artículo fue introducido y aprobado por el chavismo, fundamentalmente por el comandante, para justificar y "legitimar" a posteriori la insurrección militar que él lanzó en 1992. Pero no pensó nunca que algún día se lo pudieran aplicar a él o a su movimiento. Como igual no esperaba que se activara con él el Artículo 72 referido al referéndum revocatorio.
         Por otra parte, ningún gobierno considerará que él se encuentre tipificado en las características especificadas por el A350. Así que este Artículo es en principio un verdadero saludo a la bandera, pero el asunto es que está ahí, y es el pueblo quien decidirá si lo aplica o no, sólo que él será justificado y validado sólo si el desconocimiento triunfa. Pero aun con estas dificultades, en términos de urgencia pienso que

ésta es la alternativa más inmediata que tenemos.

         Pero surge una dificultad a continuación, y es la ambigüedad de la palabra “desconocerá”. ¿Qué significa desconocer? ¿De qué manera puede un pueblo desconocer un régimen? ¿Es posible mantener este desconocimiento por medios pacíficos? Tenemos, pues, dos problemas: primero, definir en términos operativos de qué manera se materializará tal desconocimiento. Segundo, reunir la fuerza necesaria para resistir el embate del gobierno que identificará “desconocimiento” con “subversión”. Este camino requerirá, luego, una alta cuota de sacrificios que no hay que dudar, habrá que dar.
         A pesar de todos los inconvenientes, creo que éste es el camino inmediato que tiene y debería emprender el pueblo venezolano. Llamémoslo desobediencia civil y lo que se deberá hacer es instrumentar todas las formas posibles donde podamos materializar tal desobediencia con el mínimo costo en sacrificios, los que, repito, se darán inevitablemente. En estos momentos ya hemos pagado una alta cuota en muertos, heridos, presos, torturas y menoscabo de derechos, por el sólo hecho de salir a la calle a protestar, a pesar de que estamos respaldados por un conjunto de Artículos de la Constitución (Artículo 53, 57, 61, 68, e incluso el 97 que nos otorga el derecho a huelga). Imagínense la reacción oficial si decidimos activar el desconocimiento estipulado en el A350.
         Antes de dar las conclusiones finales y sentar mi propuesta definitiva, me permitiré tocar un punto fundamental.


Cómo ganar e incrementar nuestra base de apoyo en los sectores populares

         Es clara la dificultad que tiene la oposición para llegar hasta el hábitat de los sectores más populares y comunicarse con ellos. El lenguaje presidencial durante tantos años de cadenas y chácharas ha calado y la diferencia de clases tan recalcada en este discurso ha sido asumida conscientemente por estos sectores. Esto, aunado al hecho de que tradicionalmente ha existido esta reserva con el que no es de ahí. En mis tiempos juveniles de militancia activa, en la cual hube de realizar trabajo de barrio, tuve la oportunidad de constatar este sentimiento. La protesta política liderada por la clase media les llega con dificultad porque nuestros líderes no son vistos como sus iguales. Esto hay que vencerlo si realmente queremos crecer allí ¿Cuál será la estrategia para lograrlo?
         He podido leer una entrevista que le hace la periodista Sara Carolina Díaz al dirigente popular Saverio Vivas (El Universal, 6/3/14). Me parece que allí está claramente explicado este fenómeno de la “incomunicación” entre “no iguales”, y cuál sería la vía para establecer el puente: expresarse a través de dirigentes populares de oposición que provengan y vivan en las propias barriadas. Es la aplicación del viejo refrán “si no puedes llegar a la montaña, haz que la montaña llegue hasta ti”. Lo que se impone, en consecuencia, es un trabajo fundamentalmente administrativo: primero, hacer un sondeo, censo, investigación, encuesta, o cómo se llame, de dirigentes o personas con cierto grado de ascendencia sobre los sectores populares. Segundo, discutir y establecer junto con ellos una política coherente de oposición, donde, entre otras cosas se establezca un compromiso de apoyo electoral. Los partidos y agrupaciones políticas deberán diseñar los detalles de instrumentación de esta estrategia.
         Tenemos la ventaja de que no será ésta una primera experiencia. Ella ha sido aplicada por dos partidos que han sido muy exitosos en esta “penetración”. Uno fue Acción Democrática, de quien nos sorprendía el hecho de que ella tuviera una Casa de Partido hasta en la más insospechada y remota comunidad. “El Partido del pueblo” hacía honor a su nombre, pero no porque su política estuviese particularmente dirigida a favorecer estos sectores, sino porque logró que ellos se identificaran con el Partido y les garantizara su apoyo. La otra experiencia, muy importante, es la que hemos conocido en estos 15 años con el chavismo, fundamentalmente con el líder carismático que los bautizó con este apelativo. No es fácil hoy contrarrestar esta influencia, apoyada ahora por los medios más persuasivos y/o represivos, pero el punto de inflexión nos lo está brindando el propio gobierno con los resultados desquiciadores de su gestión, sobre todo en cuanto a su repercusión económica.

         No me puedo extender en este punto, no tendría sentido hacerlo aquí. Es necesario emprender una amplia discusión para traducir esta idea al plano operativo. Si esto no se entiende, estaremos condenados a conectarnos constantemente entre nosotros mismos, que ya sabemos lo que queremos, pero no tenemos la fuerza suficiente para imponerlo. Si no crecemos en estos sectores populares, no hay garantías de éxito para ninguna de las otras cosas que hemos tratado aquí. No tendremos garantía de lograr dominio en una posible Asamblea Constituyente, no tendremos garantía de sacar al bigotúo en un referéndum revocatorio, no tendremos garantía de ganar las elecciones presidenciales de 2019. Sobre estas tres vías no hay garantías de ninguna manera, pero si inexorablemente la corriente nos lleva hasta ellas tendríamos que prepararnos para afrontar el reto en las condiciones de fuerza más favorables. En una confrontación apretada es fácil que un CNE pueda maniobrar para impulsar un cierto resultado. Con una fuerza electoral de oposición contundentemente mayor, esta maniobra se hace mucho más difícil. Y más difícil aún, sería el contener la reacción que una manipulación descaradamente grosera pudiera producir.
         En cuanto a las vía radicales, como el caso de la desobediencia civil, ésta sería también difícilmente instrumentable  de no contar con este apoyo popular. Habría que limitarla a aspectos que no tendrían la contundencia para producir el resultado de la salida del régimen. No sólo por su propia debilidad intrínseca, sino porque además, la parte popular no ganada podría ser utilizada de manera activa militante para oponérsenos, generando aquello que debemos evitar por todos los medios: la confrontación pueblo-pueblo.


¿Cuál es, al final, la línea a seguir?

         Amigos, parece que estamos en un círculo vicioso. Por un lado hemos concluido a través de estas entregas que hay que sacar al chavismo del gobierno. La razón es que también hemos concluido que este gobierno chavista no entregará el poder por las vías democráticas. Lo primero surge, entonces, como un corolario de esta razón. Lo que sucede cada día reafirma la conclusión y su corolario.
         Mientras escribo esto, vivimos la demostración más aberrante de antidemocracia en lo que sucede en la Asamblea Nacional con la diputada María Corina Machado. Ninguna mente, con un mínimo de decencia en el rincón del cerebro donde se almacenan los valores, y con un mínimo de inteligencia en cualquier otra parte, podría tener una justificación racional ni de ningún tipo para este tratamiento. Pero lo peor es que sí existen tales mentes, y en los lugares donde uno menos podría esperarlo (intelectuales, artistas, profesores universitarios, investigadores, coordinadores de postgrados, otros). Uno no podría imaginar que dentro de este paréntesis estén los coordinadores de los colectivos de la muerte, pero lo están. No es una exageración decir que en Venezuela, al violarse la Constitución como le da la gana al gobierno y conculcar todos los derechos de los venezolanos, al aplicar la violencia para eliminar físicamente al opositor, al eliminar los medios de comunicación dentro de los escenarios de la libre expresión, lo que se ha dado es un verdadero golpe de Estado. No existe un Estado de derecho en Venezuela, éste ha sido abolido. La expresión “Dictadura del siglo XXI” no es una metáfora. Es un tipo de dictadura que encontró la manera de camuflarse en formas aparentemente democráticas, sobre todo explotando su condición de origen.
         Las dos conclusiones se reafirman, pero necesitamos la fuerza. Entonces, hay que construirla, lo que significa crecer de una manera organizada. ¿Qué hacer de inmediato? Voy a pensar en voz alta, pero insisto en la vigilia intelectual. Éste no es un problema de un solo hombre esclarecido.
1.     Diseñar y comenzar inmediatamente una logística de captación de apoyo político en los sectores populares.
2.   Comenzar inmediatamente la preparación para la  convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. Esto incluye una labor para la acumulación de apoyo, el diseño mismo de la propuesta constituyente y el diseño de una nueva Constitución para Venezuela. Esta Asamblea tendrá que convocarse tarde o temprano porque es el único instrumento para desmontar y sustituir el modelo socialista bolivariano.
3.   Programación de aplicación inmediata de formas de desobediencia civil (aplicación del A350), mientras se acumulan fuerzas para la aplicación de formas más radicales.
4.   Mantener activa la presencia en las calles. Esto incluye diseñar mecanismos para diversificar esta presencia en acciones novedosas que se alternen y eviten el cansancio. Las marchas solamente tienen la tendencia a producir este cansancio, pero si se alternan con otras actividades, también de calle y en sitios públicos, y que además tengan contenidos para la creación de conciencia política, podremos permanecer allí indefinidamente, dándole vida a la protesta y manteniendo en alto el espíritu del cambio.
        
         El desarrollo de estos cuatro puntos constituye un capital que tendremos disponible para el referéndum revocatorio, de tener que apelar a esta alternativa, y para las elecciones presidenciales de 2019, la cual ojalá no tengamos que llegar a ella. En la lucha política es necesario prever todos los escenarios y estar preparados para dar la respuesta adecuada en cada caso.
         Cada uno de estos puntos requiere un trabajo arduo, intenso y consistente. La participación de mucha gente organizada, grupos de trabajo, partidos políticos, gremios,… y estudiantes. Requiere un trabajo intelectual calificado, capaz de interpretar las señales que producen la vida política y social, capaz de manejar sistemas con muchas variables, capaz de manejar razonamientos deductivos e inductivos, razonamiento analógico, capacidad para leer entre líneas los signos de las situaciones que se dan a diario, la capacidad de extrapolar. Llevar a Venezuela por los caminos de la democracia, de la justicia, del respeto, de la seguridad ciudadana, de la seguridad jurídica, de la seguridad económica, de la seguridad social, de la seguridad y tranquilidad espiritual, será la gran tesis de  grado que tendríamos que elaborar entre todos para justificar que somos lo que pretendemos ser.
         Es una tarea inmensa y titánica no sólo por lo que ella misma implica, sino también por la heterogeneidad de la oposición venezolana. No lo podemos evitar, la oposición es lo que es y ésa es una variable a considerar. Tendremos que dedicarle un estudio especial a cómo manejarla. Pero lo primero que hay que hacer es comenzar. Ahí deberíamos estar de acuerdo todos.



ANEXOS

           1. Oppenhheimer, las opciones de Maduro

                http://www.elnuevoherald.com/2014/03/01/1692217/oppenheimer-las-opciones-de-maduro.html

              2. Saverio Vivas, entrevista
               http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/protestas-en-venezuela/140306/saverio-vivas-la-oposicion-del barrio-es-mas-madura-que-la-del.este
                                        
                3. Oscar Yánez, entrevista, la metáfora del ñu y el toro