embed src=http://flash-clocks.com/free- embed src=http://flash-clocks.com/free- La Taguara Exquisita: DE RAVEL PARA WITTGENSTEIN - CONCIERTO PARA LA MANO IZQUIERDA

sábado, 2 de agosto de 2014

DE RAVEL PARA WITTGENSTEIN - CONCIERTO PARA LA MANO IZQUIERDA



DE RAVEL PARA WITTGENSTEIN


Concierto para la mano izquierda
(Para piano y orquesta)


Octavio Acosta Martínez
octaviocultura@hotmail.com
Twitter: @snittker


          He escrito recientemente sobre Wittgenstein, cuando por fin encontré una clave que me permitió comenzar a entenderlo. No fue un motivo pequeño para alegrarme, pues llevaba varios años estudiándolo sin haber podido comprender siquiera la primera página de su Tractatus logico-philosophicus. 


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          Estoy hablando, por supuesto, de Ludwig Wittgenstein, quien cambió el curso de la filosofía en la primera mitad del siglo XX.

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Paul Wittgenstein
          Pero no es de ese Wittgenstein  del que quiero hablar hoy, sino de Paul Wittgenstein, que no es filósofo ni cambió el curso de nada, pero era un pianista avanzado que pudo haber tenido una carrera deslumbrante como tal, si no es por un lamentable hecho que frustró parcialmente sus aspiraciones.



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          ¿Y para qué hacer entonces referencia al primero? ¿Es que hay alguna relación entre éste que se llamó Paul y aquel que se llamó Ludwig? Podemos averiguarlo.

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          Los dos eran vieneses y pertenecían a una familia de origen judío que promovía el estudio de las artes, y de la música principalmente.Tanto Paul como Ludwig fueron sin embargo bautizados bajo la fe católica de una madre judía de raza, pero de tradición católica. El padre, también de ambos, de ascendencia judía y fe protestante, aseguró una fortuna lo suficientemente grande para garantizar un futuro cómodo a toda su familia (cinco hijos varones y tres hembras), y también para mantener una política personal de mecenazgo artístico que le valió el reconocimientos de la sociedad de su época.

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          ¿De qué época estamos hablando? Podemos situarla entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

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          El Padre de Ludwig se llamaba Karl Wittgenstein, y el de Paul también.
          La madre de Lugwig se llamaba Leopoldine Kalmuz, y la de Paul también.
          Ludwig y Paul eran hermanos.

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          Cuando estalló la primera guerra mundial en 1914, ambos, Paul y Ludwig, se alistaron en el ejército. Ludwig se llevó al frente, en su mochila, un cúmulo de papeles para escribir cuando alguna tregua momentánea se lo permitiera, pero Paul no se pudo llevar su piano de cola a las trincheras para practicar en esos mismos momentos de tregua.

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          La suerte de los hermanos no pudo ser más dispareja: Paul perdió su brazo derecho en un enfrentamiento, mientras que Ludwig escribió los apuntes que dieron origen al Tractatus. 

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          Del Tractatus he dicho unas pocas palabras en ese blog que nadie puede dejar de leer, La Braga Azul, y tendré que volver a él cuando lo haya estudiado y entendido por completo (La Braga Azul: EL MUNDIAL DE FÚTBOL Y WITTGENSTEIN).

          Ahora, de Paul y su piano, ¿qué puedo decirles? ¿Se imaginan lo que significa para un pianista perder uno de sus brazos?

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          Para una familia tan fatal, a pesar de sus recursos y de su posición social, como era la familia Wittgenstein, uno podría imaginar la debacle total para Paul. De los cinco hermanos varones tres se habían suicidado, y Ludwig confesó que durante toda su vida él también pensó en el suicidio, y estuvo a punto de realizarlo cuando murió su íntimo amigo David Pinsent, con el que mantuvo una relación incierta. Ludwig y dos de sus hermanos suicidas eran homosexuales y las angustias derivadas de esta situación parece haber sido el catalizador para el trágico desenlace que tuvieron sus vidas. Ludwig dedicó su Tractatus a la memoria de David H. Pilsen.

Familia Wittgenstein

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Paul Wittgenstein después de la amputación de su brazo derecho
          Sin embargo, para Paul, la reacción ante la pérdida de su brazo estuvo muy distante de lo que uno se podría imaginar. Su vocación y determinación por el cultivo de la interpretación pianística no sólo no disminuyó, sino que la retomó, ahora como un reto bajo el nuevo esquema que su carencia física representaba.
          
          Comenzó por realizar sus propios arreglos para ser interpretados con la mano izquierda, de obras de Beethoven, Brahms, Grieg, Chopin, Haydn, Mendelsohn, Mayerbeer, Mozart, Puccini, Schubert, Schumann, Wagner, y otros compositores menos conocidos.

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          También obró en su favor la relación con insignes representantes del mundo musical que tuvo la familia en el fomento de esta actividad. Los músicos compositores que frecuentaban el Salón del Palais Wittgenstein contaban con figuras como Brahms, Mahler, Richard Strauss, Schönberg, Pablo Casals, Stockhausen, entre otros. Algunos de ellos fueron profesores de música de los hijos del viejo Wittgenstein. Los Wittgenstein contaban con doce pianos de cola en su casa. 



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Paul Wittgenstein
      Ante la incapacidad de postguerra de Paul, varios músicos famosos le compusieron obras para ser ejecutadas en el piano sólo con la mano izquierda. Músicos como Richard Strauss, Prokofiev, Benjamin Britten, Paul Hindemith y Ravel compusieron obras especialmente para Paul Wittgenstein. Algunas de estas obras no tuvieron la trascendencia que lógicamente uno podría esperar de tales autores, pero hubo una que sí trascendió: el Concierto en Re mayor para la mano izquierda, para piano y orquesta, del compositor francés Maurice Ravel.
Maurice Ravel
La premiere de este concierto fue con el propio Paul como intérprete, el 29 de noviembre de 1931 en Viena, bajo la dirección de su autor: Ravel.  ¡Qué espectáculo! ¿Porqué no habré estado yo ahí?




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          ¿Porqué trascendió la obra de Ravel? Dentro de la música académica Ravel se distinguió por ser un orquestador extraordinario. Bastan dos ejemplos para despejar cualquier duda: su famoso Bolero, y la recreación orquestal que hizo de la obra original para piano, Cuadros de un exposición, del compositor ruso Modest Mussorgsky.
          Ravel se valió de este profundo manejo de la orquesta que lo caracterizó, para "disfrazar" la limitación de expresarse en el piano con una sola mano y hacer que éste "sonara" como si se interpretara con las dos manos completas. Una proeza musical. Esto puede ser explicado mejor, más técnicamente, pero traducido a términos simples, eso fue exactamente lo que hizo Ravel. El Concierto para la mano izquierda no fue un compromiso para paliar la frustración de un pianista manco, sino que resultó ser una de las obras más importantes del compositor y de toda la literatura musical.

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          La obra es de un solo trazo, digamos un solo movimiento, pero con sus tres secciones lento - andante - allegro bien definidas. Toda la profundidad de la técnica raveliana está allí presente, incluyendo la incursión por los traviesos caminos del jazz, expresados también en su otro concierto "completo" para piano en Sol mayor.

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          De las primeras interpretaciones que hiciera Wittgenstein de este concierto existen audios, pero con las deficiencias propias de una técnica de grabación incipiente. También existen algunos videos parciales de interpretaciones suyas. Me gustaría compartir un "pedacito" de un video, parte de un documental, notable por su valor histórico, donde podremos ver a nuestro pianista, precisamente durante la ejecución de "su" concierto.




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          Para finalizar, necesita usted disponer de 20 minutos, que verá si los toma ahora o los guarda como un comodín para después. Pero es importante que escuche aunque sea una vez en la vida la versión completa del concierto, grabado con las técnicas modernas que hoy nos son tan cotidianas. 

          He seleccionado a un laureado pianista francés, de lo más destacado de las últimas generaciones: Jean Efflam Bavouzet. La Philharmonia Orchestra que lo acompaña estará dirigido por el también destacado compositor y director finladés Essa-Peka Salonen. En mi concepto -quizás esto sea muy subjetivo- el pianista tuvo sólo un pequeñísimo momento de "debilidad" que él mismo debe haber detectado, porque corrigió al instante y no lo volvió a tener. Como siempre es bueno que quede algo planteado para pensar, dejaré que ustedes mismos lo perciban. Pero ¡cuidado! No se pongan ahora tensos tratando de descubrir el fulano detalle. Sólo déjense llevar y disfruten la interpretación que resultó ser extraordinaria, por eso la seleccioné. 






      

         

1 comentario:

  1. La mano derecha tenía que estar escondidita ... Gracias por el cuento, está muy bien echado.

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