embed src=http://flash-clocks.com/free- embed src=http://flash-clocks.com/free- La Taguara Exquisita: COPIA CERTIFICADA

miércoles, 16 de marzo de 2011

COPIA CERTIFICADA

    Hay artistas que están condenados a sólo filmar películas buenas. Cosa que me llama mucho la atención, porque siempre he creído que la calidad de una película recae fundamentalmente en el Director. Es injusto que la gente, generalmente, recuerde un film por los artistas que protagonizaron y no por su realizador. Algo parecido a lo que sucede con las canciones: el público recuerda al cantante e ignora quién compuso la canción.

   Un buen Director puede filmar una excelente película con actores no profesionales. Un ejemplo de ello fue Vittorio de Sica, quien tomó a gente del pueblo, totalmente desconocida, para filmar obras que se convirtieron en verdaderos íconos de la cinematografía mundial (Milagro en Milán, El Ladrón de Bicicletas). Recuerdo también a Orfeo Negro, de Marcel Camus, le película que más veces he visto en mi vida. Los actores ... y actrices (en lenguaje bolivariano) son personas habitantes de las favelas de Río de Janeiro. En cambio, vemos a diario infinidad de filmes, actuados por artistas famosísimos, que no dejarán ninguna huella en los caminos del arte. Son la mayoría de películas que se filman en Hollywood, incluyendo aquellas ganadoras de Oscar.

   Sin embargo, algunos artistas parece que saltan esta regla y todas sus películas son buenas. No sé si es que los buenos Directores tienen la certeza de escogerlos siempre a ellos, o ellos son capaces de montarse y llevar en los hombros todo el peso de una película.

   Una actriz que parece gozar de esta privilegiada facultad es la francesa Juliette Binoche. No puedo decir que no haya filmado ningún bidorrio alguna vez, pero yo no lo he visto. Todo lo que he visto con ella se puede situar en la categoría de bueno. Y para darle más crédito a lo que digo es pertinente aclarar que la he visto actuando bajo la dirección de diferentes realizadores y de muy diferentes nacionalidades. En estos momentos estoy paladeando el sabor de su último film: Copia Certificada, del realizador iraní Abbas Kiarostami. De ésta quiero hablarles, pero antes les pediré su benevolencia para hacer algunas acotaciones previas:

    En el arte lo importante no es el qué sino el cómo. La mayoría de las cosas que plasman los artistas en sus obras son harto conocidas por todos nosotros. Paisajes que conocemos, escenas que hemos presenciado, pasajes que hemos vivido en forma idéntica a los de los personajes, sentimientos que compartimos, y así. No por esto tenemos derecho a decir que nuestra vida es una obra de arte. Es el cómo el artista (pintor, novelista, escultor, realizador, poeta, o lo que sea) recoge y expone esto lo que le otorga ese toque divino que impulsa un hecho de la cotidianidad a esferas donde lo vulgar se transmuta en arte. Una mil veces repetida situación amorosa puede ser expuesta cursimente en un folletín de Corin Tellado o convertirse en la segunda obra más valiosa de la literatura mundial, si ha sido escrita por Gustave Flaubert (Madame Bovary).

Por todo esto, en una película lo más importante no es el argumento en sí, sino en cómo éste es expuesto. Habría que hablar de la fotografía, de los encuadres, de la iluminación, del guión, del montaje, de todo lo que constituye el lenguaje cinematográfico. Algunas películas parecieran, incluso, no tener un "argumento" en el sentido tradicional del término. Un realizador puede presentar una larga secuencia de 10 minutos de una mujer caminando por una calle, con la mirada perdida, sin importarle nada de lo que circula a su alrededor, concentrada en un sentimiento de frustración, sin que se sepa exactamente qué fue lo que se lo produjo. En esos 10 minutos no pasa nada, no hay "argumento". Si usted tuviera que contarle la película a alguien ¿qué le contaría? Por eso las películas buenas no se pueden contar, hay que verlas. Las únicas películas que se pueden contar son las que pasan por televisión y las que la gente ve en las salas de cine mientras se comen una bolsa inmensa de cotufas y se refrescan con una pepsicolota que colocan en un hueco que tiene el asiento. Pero de una película buena sí se puede hablar, y es lo que haré con Copia Certificada.

   Ahora, fijénse ustedes, ¡qué ironía! Después de toda esta perorata resulta que yo quiero hablarles es del qué ¿Porqué? Hagamos un trato: me he extendido mucho en esta introducción. Corro el riesgo de aburrirlos cuando me dirijo al centro de mi discurso. Voy a escribir una segunda parte que se llamará Copia Certificada (II). Mientras tanto, tendrán la oportunidad de conseguir la película -seguramente una copia pirata (de esto escribiré algo en otra oportunidad)- y así cuando les presente esta segunda parte tendremos un conocimiento que facilitará el entendimiento de lo que les presentaré.

Nos vemos, pues.

2 comentarios:

  1. Claro que lo veré ...pude más que ver, apreciar la película no hace mucho tiempo. Es este tipo de producciones donde el ambiente intimista y el mundo interno de los personajes está por encima de cualquier artilugio tecnológico o fantástico. Además que los paisajes y la ubicación de la trama son maravillosos. Una mujer dedicada al arte que en esta etapa de su vida se encuentra con más preguntas que respuestas. A mi eso no me parece malo, aún así el "juego de la sustitución", es todo un símbolo para debatir.
    Así que no faltaba más, aquí esperaré esa segunda parte que promete, dada la fabulosa elocuencia de la introducción.
    Saludos!

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  2. Ahora entiendo. Cuando la reté ya tenías este comentario y bueno es cierto tu acierto en cuanto a la película

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