Asamblea
Nacional Constituyente
(Parte IV)
Análisis
de alternativas
Octavio Acosta Martínez
Consideración
general sobre las crisis
Una cosa es la crisis económica y otra es la crisis
política. Es cierto que todo está interrelacionado y que en este caso, la
crisis económica no se puede separar, en términos causales, de su fuente
originaria: la transformación forzada de un modelo político a otro.
Existe otra crisis que entra en juego en la contienda y es
causa de angustia para los venezolanos: la crisis por la inseguridad. Ésta, por
sus características especiales, y atendiendo a razones metodológicas, no será tratada
en este análisis.
Crisis
económica
La crisis económica se deriva de las razones:
1.
La ineptitud, o falta de idoneidad técnica, de
quienes han diseñado e implementado la economía del modelo. Aun dentro de un
supuesto modelo socialista, como el que se pretende implantar, la economía pudo
haber tomado mejores derroteros, dada la cantidad de recursos con los que ha
contado el país. Por motivos de simplificación, dejo sentado que la
contribución del vector corrupción en
la generación de esta crisis la ubico en esta ineptitud. El país ha contado con
los recursos legales y estructuras de control suficientes para evitar y/o
castigar la corrupción. Para ser un poco más específico, dividiré este
componente de la crisis en tres subcomponentes:
· Ineptitud,
propiamente dicha
· Corrupción
· Incapacidad
para administrar la estructura legal anticorrupción.
2.
La imposición misma del modelo. las
nacionalizaciones, expropiaciones, manejo y control de las divisas, complicado
sistema legal-administrativo para la gestión empresarial privada, el lenguaje
siempre amenazador de los voceros gubernamentales, comenzando por el propio
Presidente, ha creado un clima de inseguridad para la inversión privada y el
mantenimiento de la actividad económica, lo que ha conducido a la caótica situación
actual.
Con respecto al modelo, es poco lo que se puede hacer de
inmediato, si se piensa en términos de recuperación económica. La crisis
económica adquirió vida propia y ahora avanza con mayor velocidad que la
implantación misma del modelo. Si por alguna causa sobrenatural se lograra en
este mismo instante el regreso a un modelo democrático y eficiente, la crisis
económica continuaría durante un tiempo debido a la inercia adquirida. Por esta
razón, se hace necesario tomar medidas inmediatas, urgentes, dentro del propio modelo
político que la generó.
No tengo como objetivo tampoco, hacer un análisis de
alternativas con respecto a esta variable económica, prefiero dejárselo a los
especialistas. Sólo como una contribución para información y estudio del
lector, les pondré al final las alternativas u opciones que a juicio del
presentador-analista Andrés Oppenheimer, tendría que tomar en este orden el bigotúo de Miraflores para recuperar la
gobernabilidad y mantenerse hasta el 2019. Oppeheimer, al contrario de lo que
pienso hacer en este trabajo, no toca el aspecto político. La razón, aunque no
la dice, es que él no se plantea como solución, algo tan radical como un cambio
de gobierno antes de finalizar el período presidencial estipulado, mucho menos
de modelo político, aunque algunas de sus opciones alterarían el actual
proyecto. Las opciones que plantea están pensadas para ser instrumentadas por
ESTE gobierno. Una aclaratoria importante: el que anexe estas propuestas de
Oppenheimer no significa que me esté solidarizando con ellas.
Consideraciones
en lo político
Es en lo político donde quiero
centrar mi análisis. De lo que he escrito en las partes anteriormente
publicadas, se deriva una conclusión fundamental y definitiva:Este
gobierno no entregará el poder por vías democráticas.
No hay posibilidad alguna de
que la oposición gane unas elecciones presidenciales y los revolucionarios
chavistas-bolivarianos hagan entrega de la banda presidencial. Por lo tanto, mi
propuesta es la misma que hiciera Oscar Yánez (ver video al final) hace 11
años: Hay que
sacar al chavismo del gobierno
Oscar Yánez dijo “Chávez”,
quien era el Presidente en ese momento. Yo debería decir “Maduro” en el
presente, pero no lo haré. Digo “chavismo” porque tampoco aceptaría a Diosdado
o algún otro gorila con el que se pretendiera sustituir a Maduro para salvar al
chavismo y su revolución (eso está planteado) en un momento de peligro.
Ahora el trabajo podría terminar aquí, en cuatro páginas de
esta parte llegué a lo que quería
llegar. Generalmente así proceden los políticos y los analistas políticos; nos
dicen el qué, pero no nos dicen el cómo. También omiten el cuándo
en muchos casos. Luego uno se queda con los brazos cruzados mirando
hacia el cielo, desconcertado, sin saber qué hacer.
Decir “hay que sacar
al chavismo del poder”, y se entiende que es de inmediato, ya es algo, un
adelanto importante en lo que se debe hacer. Eso significa que no se puede
esperar hasta las próximas elecciones. Muchos no se lo plantean como
posibilidad real, y no lo será si no sabemos cómo los vamos a sacar. Ése es el problema a resolver.
Los
caminos de la oposición
En la oposición se ha planteado
una cierta polémica entre dos concepciones que aparentemente señalan dos
caminos diferentes para llegar al gobierno: una vía institucional, legal y
“pacífica”, siguiendo disciplinadamente las señalizaciones de la carretera; y
“el atajo”, como los partidarios de la primera llaman a la segunda.
La primera está liderada por Henrique Capriles Radonsky.
Éste plantea una política de acumulación de poder mediante la captación de los
sectores más populares de la población, donde radica la fortaleza del
oficialismo. Una vez con este poder, llamar a una Constituyente, o simplemente
esperar los procesos electorales estatuidos de rigor. Es de señalar que
Capriles Radonsky no explica, hasta donde yo tenga información, cómo se logrará esta penetración en los
sectores populares, ni uno sabe tampoco qué
está exactamente haciendo él para lograrlo.
La segunda concepción está liderada por Leopoldo López y
María Corina Machado, quienes preocupados por la pasividad con que la oposición
presenciaba los continuos cambios que adelantaba el gobierno en el proceso de
implantación de su modelo, optó por llamar a la gente a la calle, enarbolando
la consigna denominada La Salida, en
la cual se le solicitaba la renuncia al
Presidente (“Maduro, vete ya”). Capriles consideró esto
como una política aventurera y subversiva, acusó a sus impulsores de abrigar
apetencias de liderazgos en la oposición y descalificó al movimiento generado
llamándolo “el atajo”. Esta historia
es conocida por todos y no abundaré en ella.
¿Será posible encontrar
un punto de convergencia entre estas dos concepciones y diseñar una política
única para toda la oposición? Vamos a ver, a lo mejor resulta más difícil que
lo que están tratando los físicos en su propósito de elaborar una Teoría del Todo, en la cual converjan la
física cuántica y la teoría de la relatividad. Al fin y al cabo el microcosmos
y el macrocosmos no tienen psicología y obedecen a leyes precisas. A menos que
esté por allí metida la psicología de Dios. Pero en este caso se trataría de
una psicología y una inteligencia única, lo que facilita el “entendimiento”. Pero el hombre es más complicado, porque al
tener cada uno su propia psicología y poseer distintos niveles de inteligencia,
los acuerdos se dan, cuando se dan, con mayor dificultad, siendo ésta una de
las causas de tantas desavenencias (para ponerlas así, suavecitas) que se
producen en el mundo. Lo que haré ahora, con mi psicología y con mi
inteligencia, es un análisis, o quizás
menos pomposamente, una revisión de todas las alternativas que se plantean
dentro de estas dos concepciones señaladas, y tratar de llegar a una teoría del todo que nos guie hasta lo
que toda la oposición quiere de inmediato (allí sí es verdad que estamos
claritos). De no lograrla, me comprometo a señalar uno de los caminos, el que
más me guste, el que me parezca más conveniente, para lograr el deseado
objetivo.
El
camino ortodoxo, legal, institucional
Por aquí sólo hay tres
opciones:
1. Realización
de referéndum revocatorio
Habría
que esperar hasta 2016, cuando correspondería. No hay garantía de éxito con
esta opción. Las razones han sido profusamente expuestas en las partes
anteriores; son éstas las que han conducido a mi “conclusión fundamental y definitiva”.
2. Elecciones
presidencial de 2019
Casi
las mismas consideraciones de la anterior, con el agravante de que el lapso es mayor. En éste
será mucho lo que habrá avanzado el modelo socialista, haciendo más difícil aún
su erradicación y vuelta a la democracia. Sin embargo, de llegar hasta ese momento,
la oposición deberá participar, esperando que para entonces ya se haya ganado
el anhelado apoyo popular. El
resultado del CNE será el que sabemos, pero pudiera ser que la acumulación de
fuerzas para ese momento produjera una reacción popular que inclinara la
balanza en otro sentido. Sin embargo, éstas son hipótesis que sólo podrían ser
verificadas en 2019. Yo no colocaría mis fichas en esta opción.
3. Convocatoria
a una Asamblea Nacional Constituyente
Esta
opción, teóricamente hablando, parecería la más lógica y es, por tanto, la que
más me gusta, pero encierra una serie de problemas muy importantes para su
instrumentación,… y requiere respuesta a una pregunta clave: ¿cuándo?
Dada su importancia la estudiaré en un punto aparte, a continuación.
Asamblea Nacional Constituyente
En primer lugar, en algún momento, dentro de
nuestra problemática actual, habrá que convocar una Asamblea Nacional
Constituyente. Suponga usted que llegara la oposición al gobierno, ¿con qué se
va a encontrar? Con una red legal, comenzando por la Constitución Bolivariana
de Venezuela, leyes orgánicas, leyes
especiales, decretos-leyes, una estructura administrativa, etc., aprobadas por
el chavismo, y un conjunto de compromisos y acuerdos internacionales, legales
también, que habría que respetar, so pena de montar un gobierno violador de
leyes. En otras palabras, con buena parte del modelo montado. Necesariamente
hay que cambiar todo esto. Por tanto, el problema no es sólo cambiar el gobierno
(las personas), sino toda la estructura política con la que se ha refundado la República. Esto sólo se
puede hacer mediante una Constituyente
Ante esta alternativa, casi nos tendríamos que poner en la
misma situación en que estaba el chavismo antes de 1999, con las mismas
consignas incluso. Tendremos que refundar la República, esto es, pasar a la
Sexta República, y rescatar los principios federativos, las autonomías y todos
los valores de un sistema democrático.
¿Cuándo convocar esta ANC? Gran pregunta. Sólo hay dos
opciones: antes de llegar al gobierno, o una vez en el gobierno. Si se intenta
antes de llegar al gobierno, de los mecanismos establecidos en el Artículo 348
de la Constitución, sólo podemos acudir a la iniciativa del “quince por ciento de los electores
inscritos o electoras inscritas en el registro electoral”. Artículo por
cierto “bien mal” redactado, porque se podría interpretar que existen dos
poblaciones: la de electores inscritos y la de electoras inscritas. De
cualquiera de las dos que uno consiguiera el 15% bastaría para hacer la
convocatoria. Pero sabemos que no es así, se trata del 15% de todo el registro.
Eso equivale a aproximadamente 3 millones de electores. Es decir, 3 millones de
electores de oposición, puesto que el oficialismo no estaría interesado en tal
convocatoria. Dejo a usted, lector, que evalúe la dificultad que tendría
conseguir esa cifra, ¿le parecería fácil?
Por otra parte, hay que considerar que todo este proceso
tendría que ser canalizado por el CNE. Nosotros tenemos la experiencia previa del
referendo revocatorio. Dos veces hubo que recoger firmas y pasar por
innumerables dificultades. Hubo reparaciones
y raspados. Yo salí raspado desde el
primer momento y nunca supe por qué. Los que fueron a reparación fue debido a
que sus peticiones estaban registradas en planillas
planas ¿Recuerdan toda la historia de las planillas planas? No pude ser
convocante del referéndum, pero mi firma inválida si sirvió en cambio para
alimentar la lista de Tascón. ¿No es esto realmente macabro? ¿Lo digo
nuevamente?: Mi firma no sirvió para convocar, pero sí para colocarme en una
lista, cuyas consecuencias arrastré largamente. De estos chavistas se puede
esperar cualquier cosa. ¿Qué podría suceder en una convocatoria a una
Constituyente? Les recomiendo que vayan haciendo una lista de dificultades y
otra de aspectos favorables.
Una convocatoria a la Constituyente sólo se debería hacer en
caso de tener la seguridad absoluta de que se va a ganar. De perderla lo que
haríamos sería reafirmar la revolución,
la cual tomaría nuevas fuerzas para radicalizar el modelo.
Si la convocatoria se hace al llegar al gobierno, entonces
la puede hacer el Presidente de la República en Consejo de Ministros. Sería muy
fácil, pero deberíamos contar con mayoría en la Asamblea Nacional, para antes renovar
el CNE y demás poderes. Es necesario entender que tarde o temprano, antes o
después de acceder al gobierno, habrá que realizar esta convocatoria.
Pero en términos políticos-prácticos, no veo su factibilidad
estando nosotros en la oposición, a menos que crezcamos considerablemente y se
produzca un amplio movimiento que la promueva. Ésta podría ser una línea política,
pero no estoy seguro del orden: crecer y convocar, o convocar para crecer. Esto
último podría ser posible y debería colocarse como tema de estudio. La
preparatoria para la convocatoria mantendría a la oposición activa y la pondría
en contacto con una amplia población que incidiría en un aumento de respaldo.
En el caso desfavorable de no llegar a la convocatoria, el trabajo que se
hubiera logrado sería un capital abonado que se podría invertir en otras
alternativas, fueran cuales fueran.
Renuncia
del Presidente
Ésta es una posibilidad dentro
de la vía institucional, pero no está en nuestras manos. En el supuesto caso
que generáramos un movimiento tan grande que forzara una renuncia del
Presidente, éste no sería suplantado por un candidato de oposición. El gobierno
seguiría con la revolución-bolivariana y se mantendría el modelo. He
manifestado muchas veces que mi prioridad fundamental es el modelo político.
Como grito de desahogo en las movilizaciones de calle está bien esta consigna.
No la combato, ella equivale a “Nicolás,
no te queremos”, lo cual es verdad. Pero yo no basaría mi estrategia
política en esta apuesta.
Conclusión
parcial de este punto
A pesar de estar inscrito
dentro de la vía institucional, no consideraré en esta parte la aplicación del
Artículo 350 de la Constitución. En la práctica esto formaría parte del
“atajo”.
De las opciones institucionales, la que más me simpatiza es
la convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente. Si vamos a pasar por casi
las mismas dificultades que las que implicaría una convocatoria a un referendo
revocatorio, prefiero jugarme la suerte en esa opción que es más radical,
puesto que produce cambios más profundos. Además, es más incómoda para el
chavismo, por cuanto lo que estaría en juego no es un personaje, sino el
propio proyecto político.
Vías
radicales aceleradoras de la solución
Hay algunas que descarto de
antemano, el golpe de Estado, por ejemplo. Pero no por razones éticas ni
morales, sino por su eficacia. En la vida de los países hay una máxima que es
perfectamente aplicable: Por muy mal que
estén las cosas, siempre pueden ponerse peor. Un golpe de Estado sería de
efectos impredecibles. Deberíamos revisar ejemplos de otros países, y de
Venezuela mismo. El caso de Chile y Pinochet es un monumento a esta máxima.
También descarto la carta de una intervención extranjera.
Alguna gente sueña con la posibilidad de una intervención norteamericana. Con
ella se podría igualmente aplicar la máxima de arriba. Pero además de eso, aquí
sí imperan razones de ética de país, de ética ciudadana, de valores fundados en
la soberanía, del concepto de Patria, que no de patriotismo, o patrioterismo,
que es lo que caracteriza más al gobierno. Considero que no vale la pena
abundar más para descartar esta opción.
La guerra civil. Hay que evitarla hasta donde sea posible.
Además de todos los valores morales que puedan esgrimirse allí, está también la
de su propia eficacia. Se pudiera destruir el país sin haber logrado nada. Por
otra parte, es imposible hacer predicciones sobre su duración. Ejemplos en el
mundo sobran. Sin embargo, es necesario aclarar que muchas veces la guerra
civil llega sin que se le esté buscando y sin desearla.
La lucha contra el gobierno es otra cosa. El enfrentamiento
a sus políticas, el enfrentamiento al modelo, el enfrentamiento a su represión
injustificada y desmedida; y algo que para mí es muy importante, el
enfrentamiento a la estupidez, es algo que vale la pena considerar y evaluar.
Ahora, ¿de qué naturaleza sería este enfrentamiento? Tenemos una opción
constitucional, pero eso es en la teoría; en la práctica no será vista así por
el oficialismo. Por eso la he incluido en este punto. Aquí va:
Artículo
350 de la Constitución
Dice así:
“El pueblo de
Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la
paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que
contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los
derechos humanos”.
Si usted me lo pregunta yo diré que estamos en la situación
exacta para la aplicación de este Artículo. Así que éste sería el camino
inmediato a tomar. La paradoja es que a pesar de ser constitucional, es
subversivo, y así será como el gobierno nos va a responder.
Este Artículo fue introducido y aprobado por el chavismo,
fundamentalmente por el comandante, para justificar y "legitimar" a posteriori la insurrección militar que él lanzó en 1992. Pero no
pensó nunca que algún día se lo pudieran aplicar a él o a su movimiento. Como
igual no esperaba que se activara con él el Artículo 72 referido al referéndum
revocatorio.
Por otra parte, ningún gobierno considerará que él se
encuentre tipificado en las características especificadas por el A350. Así que
este Artículo es en principio un verdadero saludo a la bandera, pero el asunto
es que está ahí, y es el pueblo quien decidirá si lo aplica o no, sólo que él
será justificado y validado sólo si el desconocimiento
triunfa. Pero aun con estas dificultades, en términos de urgencia pienso que
ésta
es la alternativa más inmediata que tenemos.
Pero surge una dificultad a continuación, y es la ambigüedad
de la palabra “desconocerá”. ¿Qué significa desconocer?
¿De qué manera puede un pueblo desconocer un régimen? ¿Es posible mantener este
desconocimiento por medios pacíficos? Tenemos, pues, dos problemas: primero,
definir en términos operativos de qué manera se materializará tal
desconocimiento. Segundo, reunir la fuerza necesaria para resistir el embate
del gobierno que identificará “desconocimiento” con “subversión”. Este camino
requerirá, luego, una alta cuota de sacrificios que no hay que dudar, habrá que
dar.
A pesar de todos los inconvenientes, creo que éste es el
camino inmediato que tiene y debería emprender el pueblo venezolano. Llamémoslo
desobediencia civil y lo que se
deberá hacer es instrumentar todas las formas posibles donde podamos
materializar tal desobediencia con el mínimo costo en sacrificios, los que,
repito, se darán inevitablemente. En estos momentos ya hemos pagado una alta
cuota en muertos, heridos, presos, torturas y menoscabo de derechos, por el
sólo hecho de salir a la calle a protestar, a pesar de que estamos respaldados
por un conjunto de Artículos de la Constitución (Artículo 53, 57, 61, 68, e
incluso el 97 que nos otorga el derecho a huelga). Imagínense la reacción oficial
si decidimos activar el desconocimiento estipulado en el A350.
Antes de dar las conclusiones finales y sentar mi propuesta definitiva,
me permitiré tocar un punto fundamental.
Cómo
ganar e incrementar nuestra base de apoyo en los sectores populares
Es clara la dificultad que tiene la oposición para llegar
hasta el hábitat de los sectores más populares y comunicarse con ellos. El
lenguaje presidencial durante tantos años de cadenas y chácharas ha calado y la
diferencia de clases tan recalcada en este discurso ha sido asumida
conscientemente por estos sectores. Esto, aunado al hecho de que
tradicionalmente ha existido esta reserva con el que no es de ahí. En mis
tiempos juveniles de militancia activa, en la cual hube de realizar trabajo de
barrio, tuve la oportunidad de constatar este sentimiento. La protesta política
liderada por la clase media les llega con dificultad porque nuestros líderes no
son vistos como sus iguales. Esto hay
que vencerlo si realmente queremos crecer allí ¿Cuál será la estrategia para
lograrlo?
He podido leer una entrevista que le hace la periodista Sara
Carolina Díaz al dirigente popular Saverio Vivas (El Universal, 6/3/14). Me
parece que allí está claramente explicado este fenómeno de la “incomunicación”
entre “no iguales”, y cuál sería la vía para establecer el puente: expresarse a
través de dirigentes populares de oposición que provengan y vivan en las
propias barriadas. Es la aplicación del viejo refrán “si no puedes llegar a la montaña, haz que la montaña llegue hasta ti”. Lo
que se impone, en consecuencia, es un trabajo fundamentalmente administrativo:
primero, hacer un sondeo, censo, investigación, encuesta, o cómo se llame, de
dirigentes o personas con cierto grado de ascendencia sobre los sectores
populares. Segundo, discutir y establecer junto con ellos una política
coherente de oposición, donde, entre otras cosas se establezca un compromiso de
apoyo electoral. Los partidos y agrupaciones políticas deberán diseñar los
detalles de instrumentación de esta estrategia.
Tenemos la ventaja de que no será ésta una primera
experiencia. Ella ha sido aplicada por dos partidos que han sido muy exitosos
en esta “penetración”. Uno fue Acción Democrática, de quien nos sorprendía el
hecho de que ella tuviera una Casa de Partido hasta en la más insospechada y
remota comunidad. “El Partido del pueblo” hacía honor a su nombre, pero no
porque su política estuviese particularmente dirigida a favorecer estos
sectores, sino porque logró que ellos se identificaran con el Partido y les
garantizara su apoyo. La otra experiencia, muy importante, es la que hemos
conocido en estos 15 años con el chavismo, fundamentalmente con el líder carismático
que los bautizó con este apelativo. No es fácil hoy contrarrestar esta
influencia, apoyada ahora por los medios más persuasivos y/o represivos, pero
el punto de inflexión nos lo está brindando el propio gobierno con los
resultados desquiciadores de su gestión, sobre todo en cuanto a su repercusión
económica.
No me puedo extender en este punto, no tendría sentido
hacerlo aquí. Es necesario emprender una amplia discusión para traducir esta
idea al plano operativo. Si esto no se entiende, estaremos condenados a
conectarnos constantemente entre nosotros mismos, que ya sabemos lo que
queremos, pero no tenemos la fuerza suficiente para imponerlo. Si no crecemos
en estos sectores populares, no hay garantías de éxito para ninguna de las
otras cosas que hemos tratado aquí. No tendremos garantía de lograr dominio en
una posible Asamblea Constituyente, no tendremos garantía de sacar al bigotúo en un referéndum revocatorio, no
tendremos garantía de ganar las elecciones presidenciales de 2019. Sobre estas
tres vías no hay garantías de ninguna manera, pero si inexorablemente la
corriente nos lleva hasta ellas tendríamos que prepararnos para afrontar el
reto en las condiciones de fuerza más favorables. En una confrontación apretada
es fácil que un CNE pueda maniobrar para impulsar un cierto resultado. Con una
fuerza electoral de oposición contundentemente mayor, esta maniobra se hace
mucho más difícil. Y más difícil aún, sería el contener la reacción que una
manipulación descaradamente grosera pudiera producir.
En cuanto a las vía radicales, como el caso de la
desobediencia civil, ésta sería también difícilmente instrumentable de no contar con este apoyo popular. Habría
que limitarla a aspectos que no tendrían la contundencia para producir el
resultado de la salida del régimen. No sólo por su propia debilidad intrínseca,
sino porque además, la parte popular no ganada podría ser utilizada de manera
activa militante para oponérsenos, generando aquello que debemos evitar por
todos los medios: la confrontación pueblo-pueblo.
¿Cuál
es, al final, la línea a seguir?
Amigos, parece que estamos en un círculo vicioso. Por un
lado hemos concluido a través de estas entregas que hay que sacar al chavismo
del gobierno. La razón es que también hemos concluido que este gobierno
chavista no entregará el poder por las vías democráticas. Lo primero surge,
entonces, como un corolario de esta razón. Lo que sucede cada día reafirma la
conclusión y su corolario.
Mientras escribo esto, vivimos la demostración más aberrante
de antidemocracia en lo que sucede en la Asamblea Nacional con la diputada María
Corina Machado. Ninguna mente, con un mínimo de decencia en el rincón del
cerebro donde se almacenan los valores, y con un mínimo de inteligencia en
cualquier otra parte, podría tener una justificación racional ni de ningún tipo
para este tratamiento. Pero lo peor es que sí existen tales mentes, y en los
lugares donde uno menos podría esperarlo (intelectuales, artistas, profesores
universitarios, investigadores, coordinadores de postgrados, otros). Uno no
podría imaginar que dentro de este paréntesis estén los coordinadores de los
colectivos de la muerte, pero lo están. No es una exageración decir que en
Venezuela, al violarse la Constitución como le da la gana al gobierno y
conculcar todos los derechos de los venezolanos, al aplicar la violencia para
eliminar físicamente al opositor, al eliminar los medios de comunicación dentro
de los escenarios de la libre expresión, lo que se ha dado es un verdadero
golpe de Estado. No existe un Estado de derecho en Venezuela, éste ha sido
abolido. La expresión “Dictadura del
siglo XXI” no es una metáfora. Es un tipo de dictadura que encontró la
manera de camuflarse en formas aparentemente democráticas, sobre todo
explotando su condición de origen.
Las dos conclusiones se reafirman, pero necesitamos la
fuerza. Entonces, hay que construirla, lo que significa crecer de una manera
organizada. ¿Qué hacer de inmediato? Voy a pensar en voz alta, pero insisto en
la vigilia intelectual. Éste no es un problema de un solo hombre esclarecido.
1. Diseñar
y comenzar inmediatamente una logística de captación de apoyo político en los
sectores populares.
2. Comenzar
inmediatamente la preparación para la
convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. Esto incluye una
labor para la acumulación de apoyo, el diseño mismo de la propuesta
constituyente y el diseño de una nueva Constitución para Venezuela. Esta
Asamblea tendrá que convocarse tarde o temprano porque es el único instrumento
para desmontar y sustituir el modelo socialista bolivariano.
3. Programación
de aplicación inmediata de formas de desobediencia civil (aplicación del A350),
mientras se acumulan fuerzas para la aplicación de formas más radicales.
4. Mantener
activa la presencia en las calles. Esto incluye diseñar mecanismos para
diversificar esta presencia en acciones novedosas que se alternen y eviten el
cansancio. Las marchas solamente tienen la tendencia a producir este cansancio,
pero si se alternan con otras actividades, también de calle y en sitios
públicos, y que además tengan contenidos para la creación de conciencia
política, podremos permanecer allí indefinidamente, dándole vida a la protesta
y manteniendo en alto el espíritu del cambio.
El desarrollo de estos cuatro puntos constituye un capital
que tendremos disponible para el referéndum revocatorio, de tener que apelar a
esta alternativa, y para las elecciones presidenciales de 2019, la cual ojalá
no tengamos que llegar a ella. En la lucha política es necesario prever todos
los escenarios y estar preparados para dar la respuesta adecuada en cada caso.
Cada uno de estos puntos requiere un trabajo arduo, intenso
y consistente. La participación de mucha gente organizada, grupos de trabajo,
partidos políticos, gremios,… y estudiantes. Requiere un trabajo intelectual
calificado, capaz de interpretar las señales que producen la vida política y
social, capaz de manejar sistemas con muchas variables, capaz de manejar
razonamientos deductivos e inductivos, razonamiento analógico, capacidad para
leer entre líneas los signos de las situaciones que se dan a diario, la
capacidad de extrapolar. Llevar a Venezuela por los caminos de la democracia,
de la justicia, del respeto, de la seguridad ciudadana, de la seguridad
jurídica, de la seguridad económica, de la seguridad social, de la seguridad y
tranquilidad espiritual, será la gran tesis de grado que tendríamos que
elaborar entre todos para justificar que somos lo que pretendemos ser.
Es una tarea inmensa y titánica no sólo por lo que ella
misma implica, sino también por la heterogeneidad de la oposición venezolana.
No lo podemos evitar, la oposición es lo que es y ésa es una variable a
considerar. Tendremos que dedicarle un estudio especial a cómo manejarla. Pero
lo primero que hay que hacer es comenzar. Ahí deberíamos estar de acuerdo
todos.
ANEXOS
1. Oppenhheimer, las opciones de Maduro
http://www.elnuevoherald.com/2014/03/01/1692217/oppenheimer-las-opciones-de-maduro.html
2. Saverio Vivas, entrevista
http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/protestas-en-venezuela/140306/saverio-vivas-la-oposicion-del barrio-es-mas-madura-que-la-del.este
1. Oppenhheimer, las opciones de Maduro
http://www.elnuevoherald.com/2014/03/01/1692217/oppenheimer-las-opciones-de-maduro.html
2. Saverio Vivas, entrevista
http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/protestas-en-venezuela/140306/saverio-vivas-la-oposicion-del barrio-es-mas-madura-que-la-del.este
3. Oscar Yánez, entrevista, la metáfora del ñu y el toro