embed src=http://flash-clocks.com/free- embed src=http://flash-clocks.com/free- La Taguara Exquisita: marzo 2014

viernes, 28 de marzo de 2014

Asamblea Nacional Constituyente
(Parte IV)

Análisis de alternativas

Octavio Acosta Martínez


        

Consideración general sobre las crisis

         Una cosa es la crisis económica y otra es la crisis política. Es cierto que todo está interrelacionado y que en este caso, la crisis económica no se puede separar, en términos causales, de su fuente originaria: la transformación forzada de un modelo político a otro.
         Existe otra crisis que entra en juego en la contienda y es causa de angustia para los venezolanos: la crisis por la inseguridad. Ésta, por sus características especiales, y atendiendo a razones metodológicas, no será tratada en este análisis.


Crisis económica

         La crisis económica se deriva de las razones:
1.     La ineptitud, o falta de idoneidad técnica, de quienes han diseñado e implementado la economía del modelo. Aun dentro de un supuesto modelo socialista, como el que se pretende implantar, la economía pudo haber tomado mejores derroteros, dada la cantidad de recursos con los que ha contado el país. Por motivos de simplificación, dejo sentado que la contribución del vector corrupción en la generación de esta crisis la ubico en esta ineptitud. El país ha contado con los recursos legales y estructuras de control suficientes para evitar y/o castigar la corrupción. Para ser un poco más específico, dividiré este componente de la crisis en tres subcomponentes:
·       Ineptitud, propiamente dicha
·       Corrupción
·   Incapacidad para administrar la estructura  legal anticorrupción.
2.   La imposición misma del modelo. las nacionalizaciones, expropiaciones, manejo y control de las divisas, complicado sistema legal-administrativo para la gestión empresarial privada, el lenguaje siempre amenazador de los voceros gubernamentales, comenzando por el propio Presidente, ha creado un clima de inseguridad para la inversión privada y el mantenimiento de la actividad económica, lo que ha conducido a la caótica situación actual.

         Con respecto al modelo, es poco lo que se puede hacer de inmediato, si se piensa en términos de recuperación económica. La crisis económica adquirió vida propia y ahora avanza con mayor velocidad que la implantación misma del modelo. Si por alguna causa sobrenatural se lograra en este mismo instante el regreso a un modelo democrático y eficiente, la crisis económica continuaría durante un tiempo debido a la inercia adquirida. Por esta razón, se hace necesario tomar medidas inmediatas, urgentes, dentro del propio modelo político que la generó.
         No tengo como objetivo tampoco, hacer un análisis de alternativas con respecto a esta variable económica, prefiero dejárselo a los especialistas. Sólo como una contribución para información y estudio del lector, les pondré al final las alternativas u opciones que a juicio del presentador-analista Andrés Oppenheimer, tendría que tomar en este orden el bigotúo de Miraflores para recuperar la gobernabilidad y mantenerse hasta el 2019. Oppeheimer, al contrario de lo que pienso hacer en este trabajo, no toca el aspecto político. La razón, aunque no la dice, es que él no se plantea como solución, algo tan radical como un cambio de gobierno antes de finalizar el período presidencial estipulado, mucho menos de modelo político, aunque algunas de sus opciones alterarían el actual proyecto. Las opciones que plantea están pensadas para ser instrumentadas por ESTE gobierno. Una aclaratoria importante: el que anexe estas propuestas de Oppenheimer no significa que me esté solidarizando con ellas.


Consideraciones en lo político

         Es en lo político donde quiero centrar mi análisis. De lo que he escrito en las partes anteriormente publicadas, se deriva una conclusión fundamental y definitiva:Este gobierno no entregará el poder por vías democráticas.
       No hay posibilidad alguna de que la oposición gane unas elecciones presidenciales y los revolucionarios chavistas-bolivarianos hagan entrega de la banda presidencial. Por lo tanto, mi propuesta es la misma que hiciera Oscar Yánez (ver video al final) hace 11 años: Hay que sacar al chavismo del gobierno
       Oscar Yánez dijo “Chávez”, quien era el Presidente en ese momento. Yo debería decir “Maduro” en el presente, pero no lo haré. Digo “chavismo” porque tampoco aceptaría a Diosdado o algún otro gorila con el que se pretendiera sustituir a Maduro para salvar al chavismo y su revolución (eso está planteado) en un momento de peligro.
         Ahora el trabajo podría terminar aquí, en cuatro páginas de esta parte  llegué a lo que quería llegar. Generalmente así proceden los políticos y los analistas políticos; nos dicen el qué, pero no nos dicen el cómo. También omiten el cuándo en muchos casos. Luego uno se queda con los brazos cruzados mirando hacia el cielo, desconcertado, sin saber qué hacer.
         Decir “hay que sacar al chavismo del poder”, y se entiende que es de inmediato, ya es algo, un adelanto importante en lo que se debe hacer. Eso significa que no se puede esperar hasta las próximas elecciones. Muchos no se lo plantean como posibilidad real, y no lo será si no sabemos cómo los vamos a sacar. Ése es el problema a resolver.



Los caminos de la oposición

         En la oposición se ha planteado una cierta polémica entre dos concepciones que aparentemente señalan dos caminos diferentes para llegar al gobierno: una vía institucional, legal y “pacífica”, siguiendo disciplinadamente las señalizaciones de la carretera; y “el atajo”, como los partidarios de la primera llaman a la segunda.
         La primera está liderada por Henrique Capriles Radonsky. Éste plantea una política de acumulación de poder mediante la captación de los sectores más populares de la población, donde radica la fortaleza del oficialismo. Una vez con este poder, llamar a una Constituyente, o simplemente esperar los procesos electorales estatuidos de rigor. Es de señalar que Capriles Radonsky no explica, hasta donde yo tenga información, cómo se logrará esta penetración en los sectores populares, ni uno sabe tampoco qué está exactamente haciendo él para lograrlo.  
         La segunda concepción está liderada por Leopoldo López y María Corina Machado, quienes preocupados por la pasividad con que la oposición presenciaba los continuos cambios que adelantaba el gobierno en el proceso de implantación de su modelo, optó por llamar a la gente a la calle, enarbolando la consigna denominada La Salida, en la cual se le solicitaba  la renuncia al Presidente (Maduro, vete ya”). Capriles consideró esto como una política aventurera y subversiva, acusó a sus impulsores de abrigar apetencias de liderazgos en la oposición y descalificó al movimiento generado llamándolo “el atajo”. Esta historia es conocida por todos y no abundaré en ella.
         ¿Será  posible encontrar un punto de convergencia entre estas dos concepciones y diseñar una política única para toda la oposición? Vamos a ver, a lo mejor resulta más difícil que lo que están tratando los físicos en su propósito de elaborar una Teoría del Todo, en la cual converjan la física cuántica y la teoría de la relatividad. Al fin y al cabo el microcosmos y el macrocosmos no tienen psicología y obedecen a leyes precisas. A menos que esté por allí metida la psicología de Dios. Pero en este caso se trataría de una psicología y una inteligencia única, lo que facilita el “entendimiento”.  Pero el hombre es más complicado, porque al tener cada uno su propia psicología y poseer distintos niveles de inteligencia, los acuerdos se dan, cuando se dan, con mayor dificultad, siendo ésta una de las causas de tantas desavenencias (para ponerlas así, suavecitas) que se producen en el mundo. Lo que haré ahora, con mi psicología y con mi inteligencia, es  un análisis, o quizás menos pomposamente, una revisión de todas las alternativas que se plantean dentro de estas dos concepciones señaladas, y tratar de llegar a una teoría del todo que nos guie hasta lo que toda la oposición quiere de inmediato (allí sí es verdad que estamos claritos). De no lograrla, me comprometo a señalar uno de los caminos, el que más me guste, el que me parezca más conveniente, para lograr el deseado objetivo.


El camino ortodoxo, legal, institucional

         Por aquí sólo hay tres opciones:
1.     Realización de referéndum revocatorio
Habría que esperar hasta 2016, cuando correspondería. No hay garantía de éxito con esta opción. Las razones han sido profusamente expuestas en las partes anteriores; son éstas las que han conducido a mi “conclusión fundamental y definitiva”.

2.   Elecciones presidencial de 2019
Casi las mismas consideraciones de la anterior, con el  agravante de que el lapso es mayor. En éste será mucho lo que habrá avanzado el modelo socialista, haciendo más difícil aún su erradicación y vuelta a la democracia. Sin embargo, de llegar hasta ese momento, la oposición deberá participar, esperando que para entonces ya se haya ganado el anhelado apoyo popular. El resultado del CNE será el que sabemos, pero pudiera ser que la acumulación de fuerzas para ese momento produjera una reacción popular que inclinara la balanza en otro sentido. Sin embargo, éstas son hipótesis que sólo podrían ser verificadas en 2019. Yo no colocaría mis fichas en esta opción.

3.   Convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente
Esta opción, teóricamente hablando, parecería la más lógica y es, por tanto, la que más me gusta, pero encierra una serie de problemas muy importantes para su instrumentación,… y requiere respuesta a una pregunta clave: ¿cuándo? Dada su importancia la estudiaré en un punto aparte, a continuación.



Asamblea Nacional Constituyente

         En primer lugar, en algún momento, dentro de nuestra problemática actual, habrá que convocar una Asamblea Nacional Constituyente. Suponga usted que llegara la oposición al gobierno, ¿con qué se va a encontrar? Con una red legal, comenzando por la Constitución Bolivariana de Venezuela,  leyes orgánicas, leyes especiales, decretos-leyes, una estructura administrativa, etc., aprobadas por el chavismo, y un conjunto de compromisos y acuerdos internacionales, legales también, que habría que respetar, so pena de montar un gobierno violador de leyes. En otras palabras, con buena parte del modelo montado. Necesariamente hay que cambiar todo esto. Por tanto, el problema no es sólo cambiar el gobierno (las personas), sino toda la estructura política con la que se ha refundado la República. Esto sólo se puede hacer mediante una Constituyente
         Ante esta alternativa, casi nos tendríamos que poner en la misma situación en que estaba el chavismo antes de 1999, con las mismas consignas incluso. Tendremos que refundar la República, esto es, pasar a la Sexta República, y rescatar los principios federativos, las autonomías y todos los valores de un sistema democrático.
         ¿Cuándo convocar esta ANC? Gran pregunta. Sólo hay dos opciones: antes de llegar al gobierno, o una vez en el gobierno. Si se intenta antes de llegar al gobierno, de los mecanismos establecidos en el Artículo 348 de la Constitución, sólo podemos acudir a la iniciativa del “quince por ciento de los electores inscritos o electoras inscritas en el registro electoral”. Artículo por cierto “bien mal” redactado, porque se podría interpretar que existen dos poblaciones: la de electores inscritos y la de electoras inscritas. De cualquiera de las dos que uno consiguiera el 15% bastaría para hacer la convocatoria. Pero sabemos que no es así, se trata del 15% de todo el registro. Eso equivale a aproximadamente 3 millones de electores. Es decir, 3 millones de electores de oposición, puesto que el oficialismo no estaría interesado en tal convocatoria. Dejo a usted, lector, que evalúe la dificultad que tendría conseguir esa cifra, ¿le parecería fácil?
         Por otra parte, hay que considerar que todo este proceso tendría que ser canalizado por el CNE. Nosotros tenemos la experiencia previa del referendo revocatorio. Dos veces hubo que recoger firmas y pasar por innumerables dificultades. Hubo reparaciones y raspados. Yo salí raspado desde el primer momento y nunca supe por qué. Los que fueron a reparación fue debido a que sus peticiones estaban registradas en planillas planas ¿Recuerdan toda la historia de las planillas planas? No pude ser convocante del referéndum, pero mi firma inválida si sirvió en cambio para alimentar la lista de Tascón. ¿No es esto realmente macabro? ¿Lo digo nuevamente?: Mi firma no sirvió para convocar, pero sí para colocarme en una lista, cuyas consecuencias arrastré largamente. De estos chavistas se puede esperar cualquier cosa. ¿Qué podría suceder en una convocatoria a una Constituyente? Les recomiendo que vayan haciendo una lista de dificultades y otra de aspectos favorables.
         Una convocatoria a la Constituyente sólo se debería hacer en caso de tener la seguridad absoluta de que se va a ganar. De perderla lo que haríamos sería reafirmar la revolución, la cual tomaría nuevas fuerzas para radicalizar el modelo.

         Si la convocatoria se hace al llegar al gobierno, entonces la puede hacer el Presidente de la República en Consejo de Ministros. Sería muy fácil, pero deberíamos contar con mayoría en la Asamblea Nacional, para antes renovar el CNE y demás poderes. Es necesario entender que tarde o temprano, antes o después de acceder al gobierno, habrá que realizar esta convocatoria.
         Pero en términos políticos-prácticos, no veo su factibilidad estando nosotros en la oposición, a menos que crezcamos considerablemente y se produzca un amplio movimiento que la promueva. Ésta podría ser una línea política, pero no estoy seguro del orden: crecer y convocar, o convocar para crecer. Esto último podría ser posible y debería colocarse como tema de estudio. La preparatoria para la convocatoria mantendría a la oposición activa y la pondría en contacto con una amplia población que incidiría en un aumento de respaldo. En el caso desfavorable de no llegar a la convocatoria, el trabajo que se hubiera logrado sería un capital abonado que se podría invertir en otras alternativas, fueran cuales fueran.


Renuncia del Presidente

         Ésta es una posibilidad dentro de la vía institucional, pero no está en nuestras manos. En el supuesto caso que generáramos un movimiento tan grande que forzara una renuncia del Presidente, éste no sería suplantado por un candidato de oposición. El gobierno seguiría con la revolución-bolivariana y se mantendría el modelo. He manifestado muchas veces que mi prioridad fundamental es el modelo político. Como grito de desahogo en las movilizaciones de calle está bien esta consigna. No la combato, ella equivale a “Nicolás, no te queremos”, lo cual es verdad. Pero yo no basaría mi estrategia política en esta apuesta.


Conclusión parcial de este punto

         A pesar de estar inscrito dentro de la vía institucional, no consideraré en esta parte la aplicación del Artículo 350 de la Constitución. En la práctica esto formaría parte del “atajo”.
         De las opciones institucionales, la que más me simpatiza es la convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente. Si vamos a pasar por casi las mismas dificultades que las que implicaría una convocatoria a un referendo revocatorio, prefiero jugarme la suerte en esa opción que es más radical, puesto que produce cambios más profundos. Además, es más incómoda para el chavismo, por cuanto lo que estaría en juego no es un personaje, sino el propio  proyecto político.


Vías radicales aceleradoras de la solución

         Hay algunas que descarto de antemano, el golpe de Estado, por ejemplo. Pero no por razones éticas ni morales, sino por su eficacia. En la vida de los países hay una máxima que es perfectamente aplicable: Por muy mal que estén las cosas, siempre pueden ponerse peor. Un golpe de Estado sería de efectos impredecibles. Deberíamos revisar ejemplos de otros países, y de Venezuela mismo. El caso de Chile y Pinochet es un monumento a esta máxima.

         También descarto la carta de una intervención extranjera. Alguna gente sueña con la posibilidad de una intervención norteamericana. Con ella se podría igualmente aplicar la máxima de arriba. Pero además de eso, aquí sí imperan razones de ética de país, de ética ciudadana, de valores fundados en la soberanía, del concepto de Patria, que no de patriotismo, o patrioterismo, que es lo que caracteriza más al gobierno. Considero que no vale la pena abundar más para descartar esta opción.

         La guerra civil. Hay que evitarla hasta donde sea posible. Además de todos los valores morales que puedan esgrimirse allí, está también la de su propia eficacia. Se pudiera destruir el país sin haber logrado nada. Por otra parte, es imposible hacer predicciones sobre su duración. Ejemplos en el mundo sobran. Sin embargo, es necesario aclarar que muchas veces la guerra civil llega sin que se le esté buscando y sin desearla.
         La lucha contra el gobierno es otra cosa. El enfrentamiento a sus políticas, el enfrentamiento al modelo, el enfrentamiento a su represión injustificada y desmedida; y algo que para mí es muy importante, el enfrentamiento a la estupidez, es algo que vale la pena considerar y evaluar. Ahora, ¿de qué naturaleza sería este enfrentamiento? Tenemos una opción constitucional, pero eso es en la teoría; en la práctica no será vista así por el oficialismo. Por eso la he incluido en este punto. Aquí  va:


Artículo 350 de la Constitución

         Dice así:
         “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”.

         Si usted me lo pregunta yo diré que estamos en la situación exacta para la aplicación de este Artículo. Así que éste sería el camino inmediato a tomar. La paradoja es que a pesar de ser constitucional, es subversivo, y así será como el gobierno nos va a responder.
         Este Artículo fue introducido y aprobado por el chavismo, fundamentalmente por el comandante, para justificar y "legitimar" a posteriori la insurrección militar que él lanzó en 1992. Pero no pensó nunca que algún día se lo pudieran aplicar a él o a su movimiento. Como igual no esperaba que se activara con él el Artículo 72 referido al referéndum revocatorio.
         Por otra parte, ningún gobierno considerará que él se encuentre tipificado en las características especificadas por el A350. Así que este Artículo es en principio un verdadero saludo a la bandera, pero el asunto es que está ahí, y es el pueblo quien decidirá si lo aplica o no, sólo que él será justificado y validado sólo si el desconocimiento triunfa. Pero aun con estas dificultades, en términos de urgencia pienso que

ésta es la alternativa más inmediata que tenemos.

         Pero surge una dificultad a continuación, y es la ambigüedad de la palabra “desconocerá”. ¿Qué significa desconocer? ¿De qué manera puede un pueblo desconocer un régimen? ¿Es posible mantener este desconocimiento por medios pacíficos? Tenemos, pues, dos problemas: primero, definir en términos operativos de qué manera se materializará tal desconocimiento. Segundo, reunir la fuerza necesaria para resistir el embate del gobierno que identificará “desconocimiento” con “subversión”. Este camino requerirá, luego, una alta cuota de sacrificios que no hay que dudar, habrá que dar.
         A pesar de todos los inconvenientes, creo que éste es el camino inmediato que tiene y debería emprender el pueblo venezolano. Llamémoslo desobediencia civil y lo que se deberá hacer es instrumentar todas las formas posibles donde podamos materializar tal desobediencia con el mínimo costo en sacrificios, los que, repito, se darán inevitablemente. En estos momentos ya hemos pagado una alta cuota en muertos, heridos, presos, torturas y menoscabo de derechos, por el sólo hecho de salir a la calle a protestar, a pesar de que estamos respaldados por un conjunto de Artículos de la Constitución (Artículo 53, 57, 61, 68, e incluso el 97 que nos otorga el derecho a huelga). Imagínense la reacción oficial si decidimos activar el desconocimiento estipulado en el A350.
         Antes de dar las conclusiones finales y sentar mi propuesta definitiva, me permitiré tocar un punto fundamental.


Cómo ganar e incrementar nuestra base de apoyo en los sectores populares

         Es clara la dificultad que tiene la oposición para llegar hasta el hábitat de los sectores más populares y comunicarse con ellos. El lenguaje presidencial durante tantos años de cadenas y chácharas ha calado y la diferencia de clases tan recalcada en este discurso ha sido asumida conscientemente por estos sectores. Esto, aunado al hecho de que tradicionalmente ha existido esta reserva con el que no es de ahí. En mis tiempos juveniles de militancia activa, en la cual hube de realizar trabajo de barrio, tuve la oportunidad de constatar este sentimiento. La protesta política liderada por la clase media les llega con dificultad porque nuestros líderes no son vistos como sus iguales. Esto hay que vencerlo si realmente queremos crecer allí ¿Cuál será la estrategia para lograrlo?
         He podido leer una entrevista que le hace la periodista Sara Carolina Díaz al dirigente popular Saverio Vivas (El Universal, 6/3/14). Me parece que allí está claramente explicado este fenómeno de la “incomunicación” entre “no iguales”, y cuál sería la vía para establecer el puente: expresarse a través de dirigentes populares de oposición que provengan y vivan en las propias barriadas. Es la aplicación del viejo refrán “si no puedes llegar a la montaña, haz que la montaña llegue hasta ti”. Lo que se impone, en consecuencia, es un trabajo fundamentalmente administrativo: primero, hacer un sondeo, censo, investigación, encuesta, o cómo se llame, de dirigentes o personas con cierto grado de ascendencia sobre los sectores populares. Segundo, discutir y establecer junto con ellos una política coherente de oposición, donde, entre otras cosas se establezca un compromiso de apoyo electoral. Los partidos y agrupaciones políticas deberán diseñar los detalles de instrumentación de esta estrategia.
         Tenemos la ventaja de que no será ésta una primera experiencia. Ella ha sido aplicada por dos partidos que han sido muy exitosos en esta “penetración”. Uno fue Acción Democrática, de quien nos sorprendía el hecho de que ella tuviera una Casa de Partido hasta en la más insospechada y remota comunidad. “El Partido del pueblo” hacía honor a su nombre, pero no porque su política estuviese particularmente dirigida a favorecer estos sectores, sino porque logró que ellos se identificaran con el Partido y les garantizara su apoyo. La otra experiencia, muy importante, es la que hemos conocido en estos 15 años con el chavismo, fundamentalmente con el líder carismático que los bautizó con este apelativo. No es fácil hoy contrarrestar esta influencia, apoyada ahora por los medios más persuasivos y/o represivos, pero el punto de inflexión nos lo está brindando el propio gobierno con los resultados desquiciadores de su gestión, sobre todo en cuanto a su repercusión económica.

         No me puedo extender en este punto, no tendría sentido hacerlo aquí. Es necesario emprender una amplia discusión para traducir esta idea al plano operativo. Si esto no se entiende, estaremos condenados a conectarnos constantemente entre nosotros mismos, que ya sabemos lo que queremos, pero no tenemos la fuerza suficiente para imponerlo. Si no crecemos en estos sectores populares, no hay garantías de éxito para ninguna de las otras cosas que hemos tratado aquí. No tendremos garantía de lograr dominio en una posible Asamblea Constituyente, no tendremos garantía de sacar al bigotúo en un referéndum revocatorio, no tendremos garantía de ganar las elecciones presidenciales de 2019. Sobre estas tres vías no hay garantías de ninguna manera, pero si inexorablemente la corriente nos lleva hasta ellas tendríamos que prepararnos para afrontar el reto en las condiciones de fuerza más favorables. En una confrontación apretada es fácil que un CNE pueda maniobrar para impulsar un cierto resultado. Con una fuerza electoral de oposición contundentemente mayor, esta maniobra se hace mucho más difícil. Y más difícil aún, sería el contener la reacción que una manipulación descaradamente grosera pudiera producir.
         En cuanto a las vía radicales, como el caso de la desobediencia civil, ésta sería también difícilmente instrumentable  de no contar con este apoyo popular. Habría que limitarla a aspectos que no tendrían la contundencia para producir el resultado de la salida del régimen. No sólo por su propia debilidad intrínseca, sino porque además, la parte popular no ganada podría ser utilizada de manera activa militante para oponérsenos, generando aquello que debemos evitar por todos los medios: la confrontación pueblo-pueblo.


¿Cuál es, al final, la línea a seguir?

         Amigos, parece que estamos en un círculo vicioso. Por un lado hemos concluido a través de estas entregas que hay que sacar al chavismo del gobierno. La razón es que también hemos concluido que este gobierno chavista no entregará el poder por las vías democráticas. Lo primero surge, entonces, como un corolario de esta razón. Lo que sucede cada día reafirma la conclusión y su corolario.
         Mientras escribo esto, vivimos la demostración más aberrante de antidemocracia en lo que sucede en la Asamblea Nacional con la diputada María Corina Machado. Ninguna mente, con un mínimo de decencia en el rincón del cerebro donde se almacenan los valores, y con un mínimo de inteligencia en cualquier otra parte, podría tener una justificación racional ni de ningún tipo para este tratamiento. Pero lo peor es que sí existen tales mentes, y en los lugares donde uno menos podría esperarlo (intelectuales, artistas, profesores universitarios, investigadores, coordinadores de postgrados, otros). Uno no podría imaginar que dentro de este paréntesis estén los coordinadores de los colectivos de la muerte, pero lo están. No es una exageración decir que en Venezuela, al violarse la Constitución como le da la gana al gobierno y conculcar todos los derechos de los venezolanos, al aplicar la violencia para eliminar físicamente al opositor, al eliminar los medios de comunicación dentro de los escenarios de la libre expresión, lo que se ha dado es un verdadero golpe de Estado. No existe un Estado de derecho en Venezuela, éste ha sido abolido. La expresión “Dictadura del siglo XXI” no es una metáfora. Es un tipo de dictadura que encontró la manera de camuflarse en formas aparentemente democráticas, sobre todo explotando su condición de origen.
         Las dos conclusiones se reafirman, pero necesitamos la fuerza. Entonces, hay que construirla, lo que significa crecer de una manera organizada. ¿Qué hacer de inmediato? Voy a pensar en voz alta, pero insisto en la vigilia intelectual. Éste no es un problema de un solo hombre esclarecido.
1.     Diseñar y comenzar inmediatamente una logística de captación de apoyo político en los sectores populares.
2.   Comenzar inmediatamente la preparación para la  convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. Esto incluye una labor para la acumulación de apoyo, el diseño mismo de la propuesta constituyente y el diseño de una nueva Constitución para Venezuela. Esta Asamblea tendrá que convocarse tarde o temprano porque es el único instrumento para desmontar y sustituir el modelo socialista bolivariano.
3.   Programación de aplicación inmediata de formas de desobediencia civil (aplicación del A350), mientras se acumulan fuerzas para la aplicación de formas más radicales.
4.   Mantener activa la presencia en las calles. Esto incluye diseñar mecanismos para diversificar esta presencia en acciones novedosas que se alternen y eviten el cansancio. Las marchas solamente tienen la tendencia a producir este cansancio, pero si se alternan con otras actividades, también de calle y en sitios públicos, y que además tengan contenidos para la creación de conciencia política, podremos permanecer allí indefinidamente, dándole vida a la protesta y manteniendo en alto el espíritu del cambio.
        
         El desarrollo de estos cuatro puntos constituye un capital que tendremos disponible para el referéndum revocatorio, de tener que apelar a esta alternativa, y para las elecciones presidenciales de 2019, la cual ojalá no tengamos que llegar a ella. En la lucha política es necesario prever todos los escenarios y estar preparados para dar la respuesta adecuada en cada caso.
         Cada uno de estos puntos requiere un trabajo arduo, intenso y consistente. La participación de mucha gente organizada, grupos de trabajo, partidos políticos, gremios,… y estudiantes. Requiere un trabajo intelectual calificado, capaz de interpretar las señales que producen la vida política y social, capaz de manejar sistemas con muchas variables, capaz de manejar razonamientos deductivos e inductivos, razonamiento analógico, capacidad para leer entre líneas los signos de las situaciones que se dan a diario, la capacidad de extrapolar. Llevar a Venezuela por los caminos de la democracia, de la justicia, del respeto, de la seguridad ciudadana, de la seguridad jurídica, de la seguridad económica, de la seguridad social, de la seguridad y tranquilidad espiritual, será la gran tesis de  grado que tendríamos que elaborar entre todos para justificar que somos lo que pretendemos ser.
         Es una tarea inmensa y titánica no sólo por lo que ella misma implica, sino también por la heterogeneidad de la oposición venezolana. No lo podemos evitar, la oposición es lo que es y ésa es una variable a considerar. Tendremos que dedicarle un estudio especial a cómo manejarla. Pero lo primero que hay que hacer es comenzar. Ahí deberíamos estar de acuerdo todos.



ANEXOS

           1. Oppenhheimer, las opciones de Maduro

                http://www.elnuevoherald.com/2014/03/01/1692217/oppenheimer-las-opciones-de-maduro.html

              2. Saverio Vivas, entrevista
               http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/protestas-en-venezuela/140306/saverio-vivas-la-oposicion-del barrio-es-mas-madura-que-la-del.este
                                        
                3. Oscar Yánez, entrevista, la metáfora del ñu y el toro 
                                       

jueves, 20 de marzo de 2014

Asamblea Nacional Constituyente
(Parte III)

  ¿Cómo se preserva el modelo socialista?


Octavio Acosta Martínez




         
     Es difícil que yo continúe escribiendo este trabajo con tranquilidad, tratando de explicar una realidad que se está explicando por sí misma. En este mismo momento están ocurriendo hechos que acentúan una situación ya de por sí mala  y precipitan la crisis política cuyo desenlace es de pronósticos reservados. Detenimiento de alcaldes y líderes políticos de oposición acusados de crímenes sacados del sombrero de un prestidigitador, cuando todos sabemos que el verdadero crimen que han cometido es ser de oposición. Cuando termine de escribir estas páginas quién sabe cuántos nuevos dirigentes estarán siendo enjuiciados, con una diligencia y una celeridad que nunca la justicia venezolana había visto. Pero se trata de la preservación de su nuevo sistema y para ello no se pueden parar en delicadezas y la efectividad con que se actúa tiene que estar a la altura del proyecto.

         De eso se trata y de eso es de lo que estamos hablando. El nuevo modelo socialista tiene que ser preservado y la única manera de hacerlo dentro de un modelo democrático representativo (todavía hay elecciones para el poder ejecutivo y el legislativo) es violentando su ordenamiento jurídico.

         - ¡Ah! Pero este ordenamiento cuenta con los mecanismos para canalizar las violacionesdirá usted.
         Respuesta: se violenta con la obtención del control de los poderes del Estado. De esta manera no sólo se realizan estas violaciones, sino que además se les dan visos de legalidad. Más que visos -eso suena a maquillaje-, se hacen completamente legales.

         -¿Cómo se obtiene el control de los poderes?
         -Los poderes son nombrados por la Asamblea Nacional –responden los impulsores del nuevo modelo-. Tenemos mayoría en la Asamblea, así que nombramos a quienes queramos. ¿A quiénes queremos? A nuestros militantes.

         -¿Y si perdieran el control de la Asamblea?pregunta uno con inocencia.
         -No lo vamos a perder. Tenemos el poder y lo vamos a usar. Siempre podremos hacer una modificación de las reglas.
         Efectivamente, ya tuvieron la oportunidad de ejercer ese poder y de modificar las reglas para las últimas elecciones legislativas. Cuando vieron que perderían estas elecciones y con ellas la mayoría parlamentaria, inventaron los Circuitos Electorales. De esta manera, el oficialismo obtuvo menor cantidad de votos, tal como estaba previsto, pero lograron 37 diputados más que la oposición. Ahora esa “mayoría” aprueba lo que le viene en ganas.

         -Pero ustedes tienen que hacer elecciones presidenciales, ¿y si pierden alguna? ¿Se interrumpe el proceso y se acaba la revolución?
         -No perderemos, tenemos el CNE. El CNE está con la revolución porque ahí ponemos a nuestros militantes patria o muerte.
         Tienen razón. El CNE es quien pone e interpreta las reglas y ordena todo el proceso. Le brinda todas las ventajas al oficialismo, tolera sus irregularidades, se hace el loco con la campaña disfrazada de actos oficiales transmitidos en cadenas. Declara “no procedentes” los reclamos de la oposición. Si se ve obligado a procesar ciertos reclamos, sobre todo para guardar las apariencias ante los observadores internacionales –que uno no sabe para qué, porque de todas maneras no observan nada-, entonces le brindan una solución chucuta. Como la de recontar papeletas y votos electrónicos, los que de antemano sabemos que van a coincidir, pero cuidándose de no abrir los cuadernos de votación con las firmas y las huellas digitales, que es donde está la trampa.
         Aparte de todo ese ventajismo están los círculos bolivarianos de antes, o los colectivos de ahora, cometiendo todo tipo de atropellos e irregularidades, cerrando mesas cuando quieren, intimidando a los testigos de la oposición,  y reabriendo otras para que voten aquellos que ya tienen previamente preparados.  Allí podrían estar, por ejemplo, los que votan por los muertos.

         -Pero la oposición puede acudir a la Fiscalía para pedir su intervención- pregunta un ingenuo.
         Respuesta:
         -Puede ir a la Fiscalía cuanto quieran. La Fiscalía también es de la revolución, ¿no te dije que al Fiscal lo nombramos en la Asamblea?-. Buena respuesta para una pregunta tonta.
         -Para que no me preguntes más, también pueden impugnar el proceso o lo que les dé la gana ante el Tribunal Supremo de Justicia, que también lo nombra la Asamblea y son nuestros. La defensoría del Pueblo también es nuestra porque ella está ahí para defender al “pueblo” bolivariano y la revolución.
         Nueva pregunta tonta (todas las preguntas que haremos hasta terminar este trabajo serán tontas, porque sus respuestas son obvias):

         -¿Cómo harán ustedes para controlar los medios de comunicación? Ellos pueden orientar la opinión pública y reorientar las simpatías.
         -Los medios de comunicación ya están casi totalmente controlados. Los que no se han sometido a la revolución han sido cerrados sin cerrarlos. No se le renuevan las concesiones, al fin y al cabo eso no es obligatorio, es una potestad del gobierno. Otros los doblegamos a punta de multas y los obligamos a vender. Otros les recordamos sus obligaciones para con la revolución y ellos mismos saben lo que tienen que hacer. Para que todo sea perfectamente legal diseñamos y aprobamos leyes que regulan todo el ámbito de las comunicaciones y donde se especifican claramente su obligación social.

         -Pero aún así hay algunos que son rebeldes y no se someten. Sobre todo medios impresos- dice uno por decir algo.
         -Bueno, entonces que consigan su propio papel. Nosotros no le hemos prohibido que salgan, pero tampoco estamos obligados a darles las divisas del pueblo para que apoyen al golpismo. Sería una tontería que nosotros mismos financiáramos la contrarrevolución. Además, ésos que todavía salen, desafiando los valores bolivarianos, no están exentos del cumplimiento de las leyes. Siempre tendremos las posibilidades de obligarlos a transitar el camino correcto.

         Pregunta:
         -¿Qué hacer con la gente que no entiende los beneficios de la revolución, se aferran al viejo modelo capitalista y salen a las calles a protestar?
         Respuesta:
         -Esos son fascistas y golpistas que no quieren perder sus privilegios. Ellos están siendo conducidos y financiados por el imperio. Si no entienden, entonces tendremos que apelar a las milicias y colectivos. Si éstos no son suficientes, tenemos la Guardia Nacional Bolivariana y en último caso, la Fuerza Armada  Nacional Bolivariana. Nosotros hemos dicho que esta revolución es pacífica, pero armada. De ninguna manera  vamos a dejar perder algo tan preciado, que costó tanto trabajo obtener.

         -Pero hay algunos diputados, gobernadores y alcaldes de oposición que están apoyando las protestas.
         -A ésos los eliminaremos poco a poco, ya lo estamos haciendo. Cuando no quede ni uno, ¿quiénes darán las orientaciones a los desadaptados? ¿A los que no quieren entender que esta revolución llegó para quedarse?

         -¿Qué hay de un posible referéndum revocatorio?    
         -¡Que se atrevan! Ya tenemos la experiencia de uno y ellos saben cuál fue la respuesta. No creemos que asuman el riesgo de una nueva lista, con todas sus consecuencias. El comandante los retó una segunda vez y no recogieron el guante. De todas formas, ahí tenemos el CNE. Ellos sabrán qué hacer en el caso que les entre por ahí.


       -Ustedes perdieron un referéndum constitucional en 2007, cuando pretendieron modificar una serie de Artículos de la Constitución y declarar a Venezuela un Estado Socialista. ¿Eso no les afectó el proceso?
         -Para nada, sufrimos un pequeño contratiempo, pero para eso tenemos muchos recursos. ¿Es que debemos seguir explicándotelo? Las modificaciones rechazadas fueron de todas maneras introducidas y aprobadas a través de diferentes leyes orgánicas, varias de ellas ni siquiera discutidas en la Asamblea. Fueron elaboradas por nuestro propio comandante baja el régimen de Ley Habilitante.

         -Pero no se pueden aprobar leyes orgánicas bajo un régimen de Ley Habilitante. Eso puede (debe) ser rechazado por el TSJ.
         -Eso es verdad bajo un régimen de democracia burguesa, pero aquí estamos en un proceso revolucionario ¡camarada, usted no termina de entender!

        -¿No temen ustedes a las posibles reacciones internacionales con respecto a todo lo que sucede aquí?
         -¿Qué sucede aquí? Aquí vivimos en democracia y en paz. Además, Venezuela es un país soberano y nadie va a meter su nariz aquí. No permitiremos la injerencia extranjera

         
        Además de esa respuesta nosotros sabemos que los gobiernos de América Latina y del mundo se cuidan mucho de emitir juicios extremos acerca de otros gobiernos si no son ellos mismos quienes se sientan atacados o tengan un poderoso interés particular que defender. Se puede estar en desacuerdo con una intervención extranjera en A mientras se está apoyando otra en B, dependiendo de lo que cada quien se esté jugando. Aquí no vale el refrán “lo que es bueno para el pavo es bueno para la pava”. Depende de quién sea el pavo y quién la pava. Los gobiernos de América Latina son especialmente timoratos porque cada cual tiene sus opositores internos que los combaten, y apoyar a los descontentos de otros países, así tengan justificados motivos para estarlo, actúa como un boomerang que se puede volver contra ellos mismos. El concepto internacional de democracia que poseen estos gobiernos es bastante elemental: haber sido elegidos en elecciones democráticas. Lo que hagan después es un problema interno de cada cual. Como ellos fueron elegidos "democráticamente" se pudiera entender que un señalamiento y posible sanción a la política desplegada por otro gobierno, así sea descaradamente represiva, podría justificar que ellos fuesen posteriormente también señalados por la presión que les pudieran hacer sus respectivas oposiciones internas. Eso se llama "curarse en salud", o también "poner las barbas en remojo". Además, algunos gobiernos, en potestad de los recursos que manejan, tienen poder de compra sobre otros países a través de las ayudas económicas que les otorgan y de las negociaciones ventajosas que obtienen con ellos. Ningún gobierno se echa la broma de siquiera regañar tímidamente a un aliado que les esté sacando las patas del barro. Por eso las resoluciones de estos organismos internacionales, tipo OEA, no pasan de ser meros saludos a la bandera que no resuelven nada. Definitivamente, el destino de este país llamado Venezuela está en nuestras propias manos y somos nosotros los que tenemos que actuar, aun cometiendo errores, que seguramente cometeremos, porque en toda lucha, en todo enfrentamiento éstos son inevitables. No existe una especie de antierrores en la lucha política, a semejanza de los antivirus de la informática. Pero el error más grande que se puede cometer, y ése sí se puede evitar, es no hacer nada.


Especie de mini conclusión provisional

     Pudiera si quisiera, seguir aumentando la lista de mecanismos utilizados por el gobierno bolivariano para preservar su llamada revolución. Los invito a que la completen ustedes. Lo que resalta a primera vista es que esta Dictadura del Siglo XXI pareciera estar blindada ante todo intento de detenerla. Para algunos no hay nada que hacer, nos jodimos. Otros están esperando un milagro. Si examinamos Facebook, vemos como proliferan allí las oraciones y los pedidos a Dios y a las distintas vírgenes para que nos saquen de este atolladero donde nos ha metido la historia. Todas las creencias son respetables, pero lo que no podemos permitir es el pesimismo y la entrega sin lucha. Si los milagros existen, nosotros tenemos que ayudar activamente para que éstos se produzcan. Tenemos opciones. En la próxima Parte (IV), que espero sea la última, me permitiré examinar las opciones que tenemos. Es posible que se me escapen algunas, pero en eso ustedes también tienen su cuota parte de ayuda que brindar. ¿Recuerdan lo que les dije en un escrito pasado? Cada uno de nosotros tiene entre 80 y 100 mil millones de neuronas en el cerebro ¿Saben para qué sirven? Les propuse y les propongo ahora que potenciemos nuestras capacidades, hagamos una vigilia de neuronas para descifrar el camino y encontrar la salida. El bigotúo de Miraflores tiene el poder en estos momentos, pero afortunadamente para nosotros, vino muy poco dotado por la naturaleza y sus neuronas adolecen de una clara debilidad. Quizás podría deberse al poco uso. Ése es un punto a nuestro favor.

        Por otra parte, él, que tiene como profesión la de ser conductor (nada que debiera descalificar a nadie), probablemente posea una licencia de 5° grado, pero se le olvidó sacar la licencia que le permita conducir países. Creo que él se está perdiendo en el camino y pudiera ser que le pase como a Chacumbele. Mientras tanto, la consigna es mantener la presión en las calles, pacíficamente, pero con firmeza. Las calles son nuestras. No nos está permitido dejárnosla quitar de nuevo. Eso tenemos que metérnoslo entre ceja y ceja.


TRAILER
        Recuerdo cuando iba al cine de muchacho. No había nada que me gustara más que los trailers de las próximas películas que entrarían en cartelera. Eso me creaba una expectativa gozosa muy especial y desde ese mismo instante comenzaba a pensar en cómo reunir el mediecito, o el real, o el bolívar (fueron varias épocas) para ver lo que estaban anunciando en pantalla.
        Yo les voy a dejar aquí un video que quizás a varios no les agradará mucho, se trata de la juramentación del bigotúo como Presidente. Pero en esa juramentación aparece una de las claves de lo que nosotros podemos hacer y que trataré profusamente en la Parte IV. Vean el trailer y traten de encontrar la clave.




                                                  
















lunes, 17 de marzo de 2014

Asamblea Nacional Constituyente
(Parte II)

Octavio Acosta Martínez
Twitter@snittker.com



El modelo socialista
         Pasó algún tiempo antes de que uno pudiera comprender el verdadero sentido de la propuesta Constituyente. En realidad, la prioridad del comandante en sus aspiraciones de poder no estaba centrada en la erradicación de la corrupción, ni en que el pueblo recobrara su dignidad, ni moralizar, ni ninguna de las cosas     que constantemente mencionaba, aunque es posible que al principio sintiera alguna motivación por ello. Sobre todo que uno nunca sabe lo que los demás entienden por dignidad, moral, y tantas otras cosas. En mis tiempos juveniles de militancia política de izquierda tratamos siempre de establecer un claro deslinde entre los conceptos “moral revolucionaria” y “moral burguesa”. Nosotros practicábamos, por supuesto, la moral revolucionaria. Así que cuando alguien habla de “moralizar” no se sabe bien hacia dónde va la cosa. El comandante hablaba de moralizar y para donde fuera, estaba diciendo la verdad. Lo mismo pudiéramos decir de la caótica situación económica, por la carencia evidente de los servicios médicos asistenciales y, al fin, por todos los problemas que son del diario sentir de un pueblo. Un buen político, sintiéndolo o no, tiene que hacerse eco de todos los clamores populares si entre sus planes está el valerse de ese apoyo para acceder a ciertos niveles de poder. En el propio inicio, al comandante no le importó este apoyo. Él pensó que con el solo apoyo de las armas que logró captar para su insurrección le bastaría, pero cuando fracasó en su intento, optó por la vía institucional donde todos los políticos expresan sus verdades y canalizan sus aspiraciones. Así que el comandante también levantó la bandera anticorrupción, lo más evidente para que el pueblo lo comprendiera.

         Pero él tenía otros planes. En  realidad quería suplantar el modelo de democracia burguesa, falsamente representativa, como técnicamente es llamada, por un modelo de democracia participativa, también una falsedad, pero la gente no lo sabía y sonaba muy bien. Lo que el comandante quería era simple y llanamente un modelo  socialista –tal como lo quisimos muchos en un tiempo-. La cosa es que no lo podía llamar así, porque entonces el pueblo no lo apoyaría. Los partidos de izquierda generalmente eran apoyados moralmente por el pueblo, ante la evidencia de la ineficacia de los distintos gobiernos que se alternaban en el poder, pero no le daban el SÍ en las urnas electorales a la hora de definir los destinos del país. La palabra socialismo, y su subsecuente, comunismo, causaban rechazo en el electorado. Por eso el comandante negaba que él fuese socialista. Aseguró que no perseguiría la empresa privada y que sólo nacionalizaría aquella industria que tuviera un valor estratégico para el Estado (petróleo y hierro).


              .  



        ¿Fue un mentiroso el comandante? También es algo relativo. Pienso que fue una estrategia, seguramente necesaria para no espantar buena parte del electorado. Desde un cierto punto de vista todos los políticos son mentirosos, porque éste es un terreno donde no se pueden mostrar abiertamente todas las cartas. El que lo haga será reconocido como un paladín de la honestidad, pero no ganará el juego.

         Por esta razón, el comandante comenzó con aquel pasticho bolivariano-revolucionario-humanista y algún tiempo después, cuando las condiciones estuvieron dadas, socialista. Las cosas en realidad se dieron en un orden cronológico. Primero fue solamente bolivariano. Muchos fuimos los que nos reímos la primera vez que el comandante habló de la revolución, para catalogar su gobierno. “Éste lo que está es loco”! Nosotros habíamos estudiado que la burguesía jamás entregaba el poder y sus privilegios por la vía pacífica. ¿Cómo se le podría llamar revolución al simple hecho de haber llegado al gobierno por un proceso democrático? Ojo, la palabra socialismo no se había mencionado todavía.
         Pero llegó la Constituyente. La Constituyente era la vía para cambiar todo. La Constituyente tiene el poder de definir la forma de gobierno que le dé la gana. Para una idea un poco más completa, he aquí un video muy enriquecedor donde Oscar Yánez entrevista al candidato llamado Hugo Chávez, así me facilito el trabajo al ahorrarme palabras: 


             




         Oscar Yánez fue profético en su intervención. Pareciera que él iluminó al candidato para que éste hiciera todo lo que hizo, pero no fue así, el entrevistador conocía al personaje, como lo demostró muchas veces después.
         Sin embargo, a pesar de que el comandante avanzó bastante en su proyecto, no pudo hacerlo hasta donde él hubiese deseado. Por tres razones:
1.    Para lograr un cambio tan radical de modelo político, tenía que poseer una mayoría aplastante en la Asamblea. Él tenía una buena porción, pero también había una importante representación de la política tradicional.
2.    No todos sus partidarios en la Asamblea estaban conscientes de hasta dónde el comandante se proponía llegar. De saberlo, muchos no lo hubieran apoyado. Diríase que la mayoría estaba allí para lograr, por fin, el adecentamiento del  modelo democrático.
3.    El propio comandante no estaba claro en el diseño de su modelo. Él sabía cuál era el modelo, pero no sabía cómo adaptarlo al país y venderlo a todos, incluidos sus partidarios.
         ¡Ah! ¡Pero había una escuela caribeña donde él podría acudir a instruirse… y hasta allí fue!


La escuela cubana
         ¿Será necesario echar todo este cuento? Les recuerdo que en la Parte I dije que me estaba dirigiendo a un lector no ingenuo y sí informado. Sólo resumo:
         Los innumerables viajes que el comandante, ahora Presidente, hizo a Cuba no fueron fundamentalmente para hablar de béisbol con  su admirado “padre” barbudo. De allí sacó las principales ideas de cómo implantar y preservar el modelo. Por eso hemos visto repetidos en Venezuela los mecanismos usados por la revolución cubana para mantenerse ella misma en el poder. Los famosos Círculos Bolivarianos son la versión venezolana de los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) cubanos. Las milicias liceístas, y fundamentalmente las medidas de alta política fueron sacados de la isla caribeña. Por eso llegó esa avalancha de cubanos que en distintas áreas vienen a ayudar al comandante. Asesores de todas las clases, y una muy importante, la asesoría militar mediante la penetración directa de las fuerzas armadas. Otra también importante: el control de toda la información y datos de los venezolanos a través de la elaboración de nuestra cédulas de identidad y elaboración de pasaportes. Hasta los eslóganes fueron trasladados literalmente. Recuerdo cómo salté del asiento de mi automóvil cuando pasando frente al cuartel del ejército en Valencia, vi por primera vez aquel letrero gigantesco en la puerta: “¡PATRIA, SOCIALISMO… O MUERTE!”… No lo podía creer, ésa consigna la repetí yo mismo en mis años estudiantiles (¿debería sentirme realizado?), consigna subversiva que era fuertemente reprimida por ese mismo ejército que ahora la enarbolaba en su puerta. ¿A ese grado de penetración llegó el propio ejército? ¿Y los Generales aceptaron eso? Luego fueron la manera como finalizaba los discursos: “¡PATRIA O MUERTE! ¡VENCEREMOS!”, y todos los bolivarianos uniformados de rojo rojito. Y aquellas grandes vallas y carteles por todas partes con la imagen del comandante-Presidente. El culto a la personalidad característico del socialismo y de todos los gobernantes dictatoriales de cualquier signo. Después uno se acostumbra a todo (ojo, eso de “acostumbrarse” tiene sus categorías), o quizás se debiera decir que uno ya no se sorprende de lo todo lo que ve,… aunque también… Este gobierno bolivariano es una caja inagotable de sorpresas.

Una buena pregunta
         Digo yo que es buena, vamos a ver. Hemos visto por ahora para qué servía la Constituyente. Las palabras de Oscar Yánez fueron aleccionadoras: la Constituyente era una entidad super dictatorial, por lo menos lo había sido en el caso de Venezuela. Para el momento de la entrevista él mencionó de manera específica las experiencias de 1946 y 1952, la primera para justificar y legitimar un régimen surgido de un golpe de Estado, y la segunda para darle rango constitucional a una dictadura. Ahora tenemos la experiencia de 1999, ¿para legitimar qué? Ponga usted mismo la respuesta. Pero yo tengo también una pregunta: Así como es, o ha sido, una entidad dictatorial ¿no podría ser usada también en sentido contrario? ¿Para rescatarnos de una dictadura y restablecer el sistema democrático? Eso todavía lo estoy pensando, y además ésta no es la “buena pregunta” (aunque tengo la sospecha de que va a terminar siendo también buena).
         Se le presenta un problema al chavismo y su revolución bolivariana: ¿Cómo darle vida y sustento a una revolución que se ha dado mediante la aplicación de las reglas del sistema democrático? Necesariamente tendrá que atenerse a un sistema de derecho y a un juego de poderes. Además, tendrá que someterse a prueba periódicamente en procesos electorales donde correría el riesgo de perder. Si se pierde un proceso electoral presidencial con un candidato de la derecha se interrumpe el proceso revolucionario. La revolución es una conquista demasiado valiosa ¿es posible que se pierda por atender a reglas de juego burguesas? “No, la revolución llegó para quedarse y la defenderemos con nuestras propias vidas… La revolución es pacífica, pero armada” ¿Qué nos estarán queriendo decir con esto?

         Hice varias preguntas, pero todas en realidad son una sola, pero ¿es o no una buena pregunta? Sin embargo la respuesta es facilísima, está a la vista de todos. Bueno, de los que no son ingenuos y caídos de la mata.  Fácil o difícil la voy a responder en la Parte III de este trabajo. Mientras tanto y para que recuerden un poco la historia, les dejo este video donde María Corina Machado se le enfrenta al dictador constitucional en la Asamblea Nacional y éste le riposta en su estilo característico. Como les puse el  video de Jaime Bayly, ahora es interesante ver éste donde él dice que sí es  socialista, pero no comunista. ¿A dónde iba a parar el comandante?, sólo él lo sabía. Particularmente creo que no fue sino una expresión más del clásico caudillo latinoamericano que encontró una buena causa para canalizar su enorme ego y justificar sus ansias de poder. Él se fue, pero nos dejó su verdadero proyecto: la dictadura del siglo XXI, y unos bien entrenados perros de presa para cuidar su legado… Y nos dejó a Cuba, que .lo digo una vez más- se está jugando la vida en esta “revolución”. Aquí está el video y… ¡hasta la Parte III!