Asamblea Nacional
Constituyente
(Parte II)
Octavio Acosta Martínez
Twitter@snittker.com
El modelo socialista
Pasó algún
tiempo antes de que uno pudiera comprender el verdadero sentido de la propuesta
Constituyente. En realidad, la prioridad del comandante en sus aspiraciones de
poder no estaba centrada en la erradicación de la corrupción, ni en que el
pueblo recobrara su dignidad, ni moralizar, ni ninguna de las cosas que constantemente mencionaba, aunque es
posible que al principio sintiera alguna motivación por ello. Sobre todo que uno
nunca sabe lo que los demás entienden por dignidad,
moral, y tantas otras cosas. En mis
tiempos juveniles de militancia política de izquierda tratamos siempre de
establecer un claro deslinde entre los conceptos “moral revolucionaria” y “moral
burguesa”. Nosotros practicábamos, por supuesto, la moral revolucionaria. Así que cuando alguien habla de “moralizar”
no se sabe bien hacia dónde va la cosa. El comandante hablaba de moralizar y
para donde fuera, estaba diciendo la verdad. Lo mismo pudiéramos decir de la
caótica situación económica, por la carencia evidente de los servicios médicos
asistenciales y, al fin, por todos los problemas que son del diario sentir de
un pueblo. Un buen político,
sintiéndolo o no, tiene que hacerse eco de todos los clamores populares si
entre sus planes está el valerse de ese apoyo para acceder a ciertos niveles de
poder. En el propio inicio, al comandante no le importó este apoyo. Él pensó
que con el solo apoyo de las armas que logró captar para su insurrección le
bastaría, pero cuando fracasó en su intento, optó por la vía institucional
donde todos los políticos expresan sus verdades
y canalizan sus aspiraciones. Así que el comandante también levantó la bandera
anticorrupción, lo más evidente para que el pueblo lo comprendiera.
Pero él tenía
otros planes. En realidad quería
suplantar el modelo de democracia burguesa, falsamente representativa, como técnicamente es llamada, por un modelo de
democracia participativa, también una
falsedad, pero la gente no lo sabía y sonaba muy bien. Lo que el comandante
quería era simple y llanamente un modelo socialista –tal como lo quisimos
muchos en un tiempo-. La cosa es que no lo podía llamar así, porque entonces el
pueblo no lo apoyaría. Los partidos de izquierda generalmente eran apoyados
moralmente por el pueblo, ante la evidencia de la ineficacia de los distintos
gobiernos que se alternaban en el poder, pero no le daban el SÍ en las urnas
electorales a la hora de definir los destinos del país. La palabra socialismo, y su subsecuente, comunismo, causaban rechazo en el
electorado. Por eso el comandante negaba que él fuese socialista. Aseguró que
no perseguiría la empresa privada y que sólo nacionalizaría aquella industria
que tuviera un valor estratégico para el Estado (petróleo y hierro).
.
Por esta razón,
el comandante comenzó con aquel pasticho bolivariano-revolucionario-humanista y algún
tiempo después, cuando las condiciones estuvieron dadas, socialista. Las cosas
en realidad se dieron en un orden cronológico. Primero fue solamente
bolivariano. Muchos fuimos los que nos reímos la primera vez que el comandante
habló de la revolución, para catalogar
su gobierno. “Éste lo que está es loco”! Nosotros
habíamos estudiado que la burguesía jamás entregaba el poder y sus privilegios
por la vía pacífica. ¿Cómo se le podría llamar revolución al simple hecho de haber llegado al gobierno por un
proceso democrático? Ojo, la palabra socialismo
no se había mencionado todavía.
Pero
llegó la Constituyente. La Constituyente era la vía para cambiar todo. La
Constituyente tiene el poder de definir la forma de gobierno que le dé la gana.
Para una idea un poco más completa, he aquí un video muy enriquecedor donde
Oscar Yánez entrevista al candidato llamado Hugo Chávez, así me facilito el trabajo al ahorrarme palabras:
Oscar Yánez fue profético en su intervención. Pareciera que
él iluminó al candidato para que éste hiciera todo lo que hizo, pero no fue así,
el entrevistador conocía al personaje, como lo demostró muchas veces después.
Sin embargo, a
pesar de que el comandante avanzó bastante en su proyecto, no pudo hacerlo hasta
donde él hubiese deseado. Por tres razones:
1. Para lograr un cambio tan radical de
modelo político, tenía que poseer una mayoría aplastante en la Asamblea. Él
tenía una buena porción, pero también había una importante representación de la
política tradicional.
2. No todos sus partidarios en la
Asamblea estaban conscientes de hasta dónde el comandante se proponía llegar. De
saberlo, muchos no lo hubieran apoyado. Diríase que la mayoría estaba allí para
lograr, por fin, el adecentamiento del modelo
democrático.
3. El propio comandante no estaba claro
en el diseño de su modelo. Él sabía cuál era el modelo, pero no sabía cómo
adaptarlo al país y venderlo a todos, incluidos sus partidarios.
¡Ah! ¡Pero
había una escuela caribeña donde él podría acudir a instruirse… y hasta allí fue!
La escuela cubana
¿Será necesario
echar todo este cuento? Les recuerdo que en la Parte I dije que me estaba
dirigiendo a un lector no ingenuo y sí informado. Sólo resumo:
Los
innumerables viajes que el comandante, ahora Presidente, hizo a Cuba no fueron
fundamentalmente para hablar de béisbol con
su admirado “padre” barbudo. De allí sacó las principales ideas de cómo
implantar y preservar el modelo. Por eso hemos visto repetidos en Venezuela los
mecanismos usados por la revolución cubana para mantenerse ella misma en el
poder. Los famosos Círculos Bolivarianos son la versión venezolana de los CDR
(Comités de Defensa de la Revolución) cubanos. Las milicias liceístas, y
fundamentalmente las medidas de alta política fueron sacados de la isla
caribeña. Por eso llegó esa avalancha de cubanos que en distintas áreas vienen
a ayudar al comandante. Asesores de todas las clases, y una muy importante, la
asesoría militar mediante la penetración directa de las fuerzas armadas. Otra
también importante: el control de toda la información y datos de los venezolanos a
través de la elaboración de nuestra cédulas de identidad y elaboración de
pasaportes. Hasta los eslóganes fueron trasladados literalmente. Recuerdo cómo
salté del asiento de mi automóvil cuando pasando frente al cuartel del ejército
en Valencia, vi por primera vez aquel letrero gigantesco en la puerta:
“¡PATRIA, SOCIALISMO… O MUERTE!”… No lo podía creer, ésa consigna la repetí yo
mismo en mis años estudiantiles (¿debería sentirme realizado?), consigna
subversiva que era fuertemente reprimida por ese mismo ejército que ahora la
enarbolaba en su puerta. ¿A ese grado de penetración llegó el propio ejército?
¿Y los Generales aceptaron eso? Luego fueron la manera como finalizaba los
discursos: “¡PATRIA O MUERTE! ¡VENCEREMOS!”, y todos los bolivarianos
uniformados de rojo rojito. Y
aquellas grandes vallas y carteles por todas partes con la imagen del
comandante-Presidente. El culto a la personalidad característico del socialismo
y de todos los gobernantes dictatoriales de cualquier signo. Después uno se
acostumbra a todo (ojo, eso de “acostumbrarse” tiene sus categorías), o quizás
se debiera decir que uno ya no se sorprende
de lo todo lo que ve,… aunque también… Este gobierno bolivariano es una caja
inagotable de sorpresas.
Una buena pregunta
Digo
yo que es buena, vamos a ver. Hemos visto por ahora para qué servía la
Constituyente. Las palabras de Oscar Yánez fueron aleccionadoras: la
Constituyente era una entidad super dictatorial, por lo menos lo había sido en el
caso de Venezuela. Para el momento de la entrevista él mencionó de manera
específica las experiencias de 1946 y 1952, la primera para justificar y
legitimar un régimen surgido de un golpe de Estado, y la segunda para darle rango constitucional a
una dictadura. Ahora tenemos la experiencia de 1999, ¿para legitimar qué? Ponga
usted mismo la respuesta. Pero yo tengo también una pregunta: Así como es, o ha
sido, una entidad dictatorial ¿no podría ser usada también en sentido
contrario? ¿Para rescatarnos de una dictadura y restablecer el sistema
democrático? Eso todavía lo estoy pensando, y además ésta no es la “buena
pregunta” (aunque tengo la sospecha de que va a terminar siendo también buena).
Se le presenta
un problema al chavismo y su revolución bolivariana: ¿Cómo darle vida y sustento a una revolución que se ha dado mediante la
aplicación de las reglas del sistema democrático? Necesariamente tendrá que
atenerse a un sistema de derecho y a un juego de poderes. Además, tendrá que
someterse a prueba periódicamente en procesos electorales donde correría el
riesgo de perder. Si se pierde un proceso electoral presidencial con un
candidato de la derecha se interrumpe el proceso revolucionario. La revolución
es una conquista demasiado valiosa ¿es posible que se pierda por atender a
reglas de juego burguesas? “No, la revolución
llegó para quedarse y la defenderemos con nuestras propias vidas… La revolución
es pacífica, pero armada” ¿Qué nos estarán queriendo decir con esto?
Hice varias
preguntas, pero todas en realidad son una sola, pero ¿es o no una buena
pregunta? Sin embargo la respuesta es facilísima, está a la vista de todos.
Bueno, de los que no son ingenuos y caídos de la mata. Fácil o difícil la voy a responder en la
Parte III de este trabajo. Mientras tanto y para que recuerden un poco la
historia, les dejo este video donde María Corina Machado se le enfrenta al
dictador constitucional en la Asamblea Nacional y éste le riposta en su estilo
característico. Como les puse el video
de Jaime Bayly, ahora es interesante ver éste donde él dice que sí es socialista, pero no comunista. ¿A dónde iba a parar el comandante?, sólo él lo
sabía. Particularmente creo que no fue sino una expresión más del clásico
caudillo latinoamericano que encontró una buena
causa para canalizar su enorme ego y justificar sus ansias de poder. Él se
fue, pero nos dejó su verdadero proyecto: la dictadura del siglo XXI, y unos bien entrenados perros de presa
para cuidar su legado… Y nos dejó a Cuba, que .lo digo una vez más- se está
jugando la vida en esta “revolución”. Aquí
está el video y… ¡hasta la Parte III!
Dicen que recordar es vivir, pero a medida que leo toda esta exposición de hechos no puedo más que sentir una enorme fustración por lo que pudimos llegar a ser y nos empeñamos una y otra vez en no serlo, cuando elegimos individuos con unos principios de vida tan pero tan dudosos y mire que no quiero incursionar en el campo de la moralidad porque no soy quién para emitir juicios de valor, más sí me puedo apoyar en los resultados que estamos observando hoy en dia como país. Una convivencia precaria producto de un mensaje divisionista y excluyente, un país destrozado en sus aspiraciones de futuro al enfrentar una debacle económica en un mar de ingresos petroleros mal administrados, una escalofriante inseguridad ciudadana que ha cambiado el modus vivendis de todos, un apuntalamiento de la dependencia del estado, al pretender erigirse en el supremo rector de las vidas de todos los ciudadanos, robando así de manera impune la dignidad de todos. No, no, realmente en este caso recordar esto no es vivir, lo será cuándo superemos este terrible modelo político donde sus seguidores y beneficiarios sienten un gusto malsano al regodearse en la inconformidad del que piensa distinto, por el solo hecho de estar en el poder. Tristísimo.
ResponderEliminarCito textual esto ...
"Nosotros habíamos estudiado que la burguesía jamás entregaba el poder y sus privilegios por la vía pacífica."
Creo haber comentado esta expresión en otro artículo y siento nuevamente un gran desasosiego porque esta máxima no se cumplió y no sé si puedo esperar que en este caso ocurra lo mismo, Me dirán "niña bonita" o "ingenua" pero todo este legado ha sido tan nefasto y a pesar de ello tengo la esperanza de que todo esto termine dentro del juego democrático tal como acabó el predominio burgués, que en su época revolucionaria consideraban que era imposible.
Gracias nuevamente por esta oportunidad.
La verdad que a mi nunca me convencio. No apoyo a un golpista ni a un conspirador. Demostro ser un "SIMULADOR" O EMBUSTERO SIMPLE.Nunca crei ni creo que una CONSTITUCION cambie el problema que existio y que aun existe en Venezuela. Es un problema de principios. Esta bueno la parte II y espero la perte III y subsecuentes. Una pregunta: ¿la abstencion en el 2005 (creo) para la eleccion de la Asamblea nacional,no fue negociada? Con eso se haria lo que tu planteas de cambiar todo en democracia no estando en revolucion como lo planteas en este articulo. Saludos
ResponderEliminarNo me lo había preguntado de esa manera, tengo que pensarlo. Pero, ¿cuál podría haber sido la ganancia para la oposición en la negociación? Sin embargo, a los problemas hay que verle todos los ángulos. Algo más en qué pensar.
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